Friday, June 06, 2008

ACERCA DE CRITICA

Algo que llegó a mi correo:

Triple mordaza
Por Enrique Serna
El cierre de espacios donde se ejerce la crítica es una pérdida para la calidad del debate público, de la deliberación democrática y también de la cultura y la literatura.
En el medio periodístico y en el mundo cultural de México, escapar de la mediocridad es un acto subversivo que se paga tarde o temprano con la exclusión o la mordaza. En países donde el talento no es un estigma, un periodista radiofónico que alcanza los más altos niveles de audiencia recibe aplausos y estímulos por parte de la empresa donde trabaja. En México esos logros ameritan un castigo ejemplar, como lo vimos a principios de año, cuando Televisa Radio y el. Grupo Prisa decidieron enviar a la congeladora a Carmen Aristegui, por el delito de haber conducido el noticiero radiofónico más influyente y escuchado del país. Se supone que el espíritu crítico, la honestidad y la independencia son las virtudes más estimadas en un periodista. Carmen Aristegui las tiene de sobra, pero la mafia política y empresarial que la sacó del aire necesitaba justamente lo contrario: gente servil a quien pudiera imponer líneas.
Lo suplementos culturales nunca podrán tener en México el impacto de un noticiero y, por lo tanto, los atentados contra la pluralidad en ese terreno levantan menos ámpula en la opinión pública, a pesar de tener consecuencias igualmente graves. Desde su fundación, el Confabulario de El Universal fue un suplemento polémico y agitador, que trató de remover las aguas estancadas de la república literaria. La apertura editorial de su director Héctor de Mauleón atrajo a las páginas del suplemento a muchas plumas importantes, pero sobre todo despertó el interés del público lector, que lo devoraba semana a semana. Quizá el Confabulario no tuviera el impacto comercial de secciones como el "Aviso oportuno': pero cuando los dueños del periódico decidieron incursionar en el terreno de la cultura ya conocían su baja rentabilidad. Sea cual sea el motivo que tuvieron para cerrar el suplemento, su decisión es un acto de barbarie que restringe la libertad de expresión en un campo donde la censura y la auto censura suelen acallar a las voces críticas. Por la red de intereses creados en el mundillo del arte y las letras, en México los críticos de todas las disciplinas tienen obstáculos muy serios para decir lo que piensan. Héctor de Mauleón concedió plena libertad a sus colaboradores y señaló con mordacidad los vicios de una burocracia cultural inepta y engreída, en vez de aprovechar su tribuna para hacer relaciones públicas. ¿Se le castiga por haber seguido una línea editorial combativa? Como en el caso de Carmen Aristegui, una injusticia profesional tan flagrante deja entrever la mano negra de un censor taimado.
Por si no bastara con el artero golpe al Confabulario, el odio a la inteligencia amenaza también con suprimir una de nuestras mejores publicaciones universitarias: la revista Crítica de la Universidad Autónoma de Puebla, dirigida por Armando Pinto. A pesar de su bajo presupuesto, el rigor intelectual y la altura literaria de Crítica le han valido desde hace muchos años el aprecio de un selecto pero importante grupo de lectores dentro y fuera de México. Es insólito que una revista universitaria de provincia promueva con eficacia la lectura de los clásicos, tienda puentes con literaturas extranjeras y tenga en su plantilla de colaboradores a grandes figuras de las letras latinoamericanas. Como todo milagro suscita envidias, sus autores han sido víctimas de una campaña mediática en Puebla, orquestada por un poetastro resentido que recibió dos críticas adversas en la revista, y en venganza por ese atentado contra su ego se ha erigido en representante de la comunidad universitaria poblana para exigir el cese de Pinto, con el noble propósito de sustituido en su puesto. Se trata, sin duda, de una pataleta ridícula, pero el director de la revista ya ve acercarse la guillotina y ha enviado a sus colaboradores un S.O.S. donde expresa el temor de que ese energúmeno pueda convencer al rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Espero que los defensores de Crítica logremos impedir que se consume este cuartelazo, pero cualquier cosa puede pasar en un estado donde gobierna Mario Marín. Si la mediocridad continúa ganando espacios en México, llegará el momento en que nadie tenga foro alguno para denunciarla. (revista nexos, junio de 2008)

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