Wednesday, May 31, 2006

¡¡¡EXTRA, EXTRA!!! (Marianito voceador, tercera entrega)

Se le informa al público en general que el sábado 3 de junio, en el suplemento cultural del periódico Síntesis, Catedral, aparecerá un cuento de Alejandro Badillo, alumno sobresaliente de los talleres de Alejandro Meneses... López, su otro yo... Imperativo conocer la obra de tan insigne escritor joven.
Seguiremos informando.

ALEJANDRO MENESES


A casi un año de la terrible noticia de su fallecimiento tan repentino, empiezan los homenajes en torno al excelente maestro y escritor poblano–tlaxcalteca Alejandro Meneses, autor de Días extraños, Ángela y los ciegos, Vidas lejanas, del póstumo Tan lejos, tan cerca, y de las recopilaciones Casa vacía y Noche adentro.
Ayer, 30 de mayo, se le dedicó un pequeño homenaje en el marco de la Feria del Libro, en el edificio Carolino de la Universidad Autónoma de Puebla. El evento, que incialmente sería precidido por el poeta Julio Eutiquio Sarabia y el director del diario Síntesis, Mariano Morales Corona, ambos amigos de Alejandro, tuvo como presentadores a Óscar López, de Radio–BUAP, y a Carlos Contreras, director de Fomento Editorial de la Universidad Autónoma de Puebla. En este evento se hizo entrega de un reconocimiento a Mariana Elena Cuautle –no María Elena, como lo dijo el señor Contreras–, madre de Alejandro. Pautado para las seis de la tarde, comenzó aproximadamente a las seis con veinte minutos. Después de una lectura por parte de Oscar, de un texto de Mariano Morales, quien por cuestiones de trabajo no pudo asistir al homenaje, y del director de Fomento Editorial, se le entregó una placa a la señora Malena, como muchos la conocemos.
En mi opinión el homenaje fue pequeño no sólo en cuestión de tiempo, pues no duró arriba de veinte minutos o media hora, sino también en la importancia que se debe otorgar a cualquier evento. Esto lo digo recordando el texto leído por Carlos Contreras, el director de Fomento Editorial de la Universidad Autónoma de Puebla. Desde un inicio me parecieron conocidas frases como “Autodidacta asombroso, fue muy buen traductor del inglés sin haber nunca visitado ningún país angloparlante... Aprendió el idioma oyendo rock, viendo películas y leyendo a los clásicos estadounidenses en su lengua... Melómano de corazón y de talante bailador...”
Después de despedirme de la señora Malena, de Alejandro Badillo y Maribel Cacique, alumnos aventajados en los talleres de cuento a cargo de Meneses, y de Abigail, busqué los números que el suplemento cultural del periódico Síntesis, Catedral, publicó después de hacerse público el fallecimiento de Meneses, con fechas de 9 y 16 de julio del 2005, números 671 y 672.
Curiosamente, en el 671, firmado con (JLBA), aparecen la mayor parte de los párrafos leídos por Contreras, quien nunca señaló al autor. Incluso en una de las solapas de la recopilación Noche adentro, hay un texto que se refiere al autodidacta y traductor del inglés, al talante bailador, y está firmado por José Luis Benítez Armas –nombre que corresponde a las iniciales en el suplemento Catedral.
Lo anterior, aunado al comentario que me hizo un asistente –antes de entrar, escuchó decir al director de Fomento Editorial, poco más o menos “ahorita te lo reviso, nada más déjame echar una firmita”–, me habla del carácter de “relleno”con que los organizadores trataron el homenaje. De la escasa importancia que para ellos tuvo.
Señores, un autor que dio tanto a la literatura, un amigo y maestro como Alejandro Meneses, merece ser recordado con eventos serios y también con la difusión de su obra. Sus libros se sacan a la venta prácticamente en la Feria del Libro –a $15; cómprenlos, de veras son excelentes–. Me aventuro a decir que casi nadie los va a buscar hasta la editorial, cuya entrada está a un costado de la farmacia universitaria Alexander Fleming de la 2 norte, entre 14 y 16 oriente. Deberían preocuparse más por la distribución de los que pertenecen a Fomento Editorial de la UAP, Días extraños de 1987, la recopilación Noche adentro del 2005, y la antología de cuentos de Lolitas De párvulas bocas –coedición con Siena Editores– del mismo año, en la que Alejandro participó con el cuento “La bella vida” –incluido posteriormente en Tan lejos, tan cerca–, los tres de Colección Asteriscos.
Estaremos atentos ahora que se acerca el cuatro de julio, primer aniversario de la muerte de Alejandro Meneses, el maestro, el autor, el amigo, cuyo hueco nadie puede ni podrá llenar.

Monday, May 29, 2006

FÚTBOL Y LITERATURA


Comenzó desde antes de la conferencia de prensa y la premiación. La película proyactada en el autobús es un aspecto de la crónica. “Melinda y Melinda”, del director Woody Allen. La trama, una plática de dramaturgos en un restaurant –el drama es la vida real, la gente quiere ver comedia para olvidar sus problemas, no quiere algo que se los recuerde–. Nada más. Dentro de ella, una historia que puede tratarse como drama o comedia, sólo acomodando sus aspectos de diferente manera, abordándola desde diversos puntos de vista. El resultado son tres filmes en uno. La cena. Melinda, una mujer a quien separaron de sus hijos, que llega a casa de unos amigos sin avisar. Otra Melinda que también llega sin previo aviso en medio de una cena. A ambas les presentan a un hombre; las dos se enamoran. En el primer caso, de un pianista negro que conoce en la reunión –su amiga, con quien se hospeda, se enamorará también de él. Al final, Melinda intentará el suicidio frente a una ventana–. En la comedia, el esposo de su amiga siente celos del hombre que le presentaron a Melinda. Termina separándose y teniendo un romance con ella.
La película, como preámbulo de la conferencia de prensa en el Goethe Institut–Mexiko, nos dice las variaciones que puede tener una historia según el enfoque al abordarla. Un tema como el fútbol también tiene miles de aristas, pude comprobarlo en los trabajos ganadores del concurso Futbol y Literatura, categorías cuento corto y poesía, convocado por el Goethe Institut.
En la conferencia de prensa, además de efectuarse la premiación del concurso, se dio a conocer la página web www.goethe.de/gol donde se mencionan las diferentes actividades culturales a efectuarse dentro del marco del mundial de fútbol, Alemania 2006, así como los trabajos premiados en el concurso literario y los miembros del jurado (Luis Miguel Aguilar, Hernán Bravo, Antonio Deltoro, Eduardo Hurtado, José María Pérez Gay y Juan Villoro).
También se presentó la nueva imagen de la camioneta institucional, obtenida, como en el caso anterior, de un concurso dirigido a diseñadores residentes en la ciudad de México, con el tema central, por supuesto, del mundial de Alemania y el lema: “Mete un gol con el Goethe. Aprende alemán”. Como respuesta a dicha convocatoria, se recibieron proyectos que a la larga se convirtieron en la imagen adoptada para todos los eventos del instituto dentro del marco del mundial.
Se realizarán exposiciones fotográficas y de carteles editados por la FIFA, así como un ciclo de cine.
La exposición fotográfica “Planeta fútbol” se presenta en diversos países, y las imágenes, provenientes de la agencia fotográfica MAGNUM PHOTOS, fundada en tiempos de la guerra civil española, muestran aspectos del balompié desde diversos enfoques.
En México se presentará de 25 de mayo al 3 de junio en el Centro de Estudios Integrales de la Imagen, del 9 de junio al 9 de julio en el Goethe Institut–Mexiko –Tonalá 43, colonia Roma, entre las calles de Durango y Colima–, y en la segunda quincena de julio en la Universidad Tecnológica, campus Sur.
El ciclio de cine se presentará en la Cineteca Nacional del 23 al 31 de mayo, del 8 al 22 de junio en el Parque México, a finales de junio en el Pasagüero, a partir de la segunda semana de julio en la Biblioteca de México y en la Biblioteca José Vasconcelos, en el mes de agosto en la Universidad Tecnológica, campus Sur.
El Goethe–Institut compiló películas en formato DVD, 12 largometrajes y documentales, y 44 cortometrajes –que incluyen dos producciones mexicanas–. Cada filme presenta historias en torno al fútbol: el espíritu de equipo, la competencia, victorias y derrotas. Las narraciones están inmersas en diferentes ambientes, como las calles de Honduras, chicas turcas en Berlín o poblados de África.
En la exposición de carteles editados por la FIFA, titulada Art Poster 2006 World Cup Germany, participan artistas de los seis países pertenecientes a la Federación Internacional de Fútbol.
Los pósters serán exhibidos durante el mes de mayo en la estación del metro San Lázaro, los viernes 26 de mayo y 2 de junio en el programa “Suave es la noche”, a las 21:00 hrs., canal 22; del 3 al 20 de julio en la Biblioteca José Vasconcelos y en agosto en la Universidad Tecnológica, campus Sur.

Detrás de la premiación
Llegué una hora antes. Un café y la mirada de “entiendo perfectamente el alemán” en el televisor, en programas sin subtítulos donde se presentan las impecables canchas, los estadios imponentes para este mundial. Allí conocí a Pastor Covián, ganador del primer lugar de la categoría de poesía con sus Cinco sonetos futboleros. Me llamó mucho la atención, pues en estos tiempos los poemas, o al menos la gran mayoría de ellos, ignoran las antiguas métricas, las rimas, tienen nuevas estructuras.
Antes de la conferencia de prensa, estando en el auditorio donde se efectuaría, empezaron las entrevistas ante una cámara y un micrófono –en cuanto vi a Pastor, mis manos se convirtieron en hormigueros, me llegaría el turno de pasar al banquillo–. Se retrasó un poco y los asistentes se acercaron a una mesa: agua, croissants, servilletas, refrescos... Lucia Mitter, ganadora del segundo lugar de la categoría de cuento corto, platicaba con Esteban Illades, el tercer lugar de la misma categoría.
Al fin conocía a la profesora de alemán en el German Centre de México, nacida en Austria y colaboradora de periódicos y revistas de ese país, quien me sorprendió gratamente con su texto La carreola, el fútbol mirado desde la perspectiva de un hombre que hace referencia a una amiga muerta, una aficionada diferente, que suena extraña al principio. El cuento sorprende con el final: la causa de su comportamiento, de llevar un balón de fútbol dentro de una carreola. Después vinieron otras entrevistas, esta vez sin cámaras –¡¡¡fiu!!!– y la cacería de los autógrafos de los autores. Sólo Lucia y Pastor, quien como yo, iba acompañado por su familia. Se me perdió el segundo lugar de poesía, Óscar de Pablo Hammeken, ganador del Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino, en 2004, por el libro Los endemoniados, y del primer premio de Poetas Jóvenes de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México en el 2005, con Sonata para manos sucias, ahora en prensa.
En la misma página de internet pueden leerse todos los trabajos premiados, pues la revista Nexos únicamente publicó primer y segundo lugar de cada categoría.

Narrativa
Como en Melinda y Melinda, el fútbol se abordó desde puntos de vista diversos, con un elemento común: el juego, el mundial, las canchas.
En Las manos en la espalda se presenta la presión de Mussolini hacia la selección italiana en el segundo mundial, Italia 1934. Al final ellos resultarían vencedores. Tercera persona, presente histórico.
El cuento refleja el manipuleo que en muchas ocasiones hace la política con el deporte. Y no es privativo de un gobierno o de una época. En la actualidad, más de un candidato a la presidencia se colgó del título obtenido por la Selección nacional en el Mundial Sub’17 (“Yo soy como los seleccionados sub’17, los otros contendientes, son la selecicón de los penalties”), incluido al equipo nacional en sus discursos (“Ustedes regresarán campeones del mundo y yo los recibiré en Los Pinos, como Presidente de la República”), o como el candidato a diputado por el 9º distrito de Puebla, Emilio Maurer, directivo del equipo Puebla F.C. de la Primera División A, quien en sus mensajes aparece junto a la portería, a un balón de fútbol, en el Estadio Cuauhtémoc de la ciudad de Puebla. Son estrategias, pero debían apoyarse más en sus propuestas.
La carreola, en palabras de la autora, es un texto que tiene inmerso un caso conocido por ella combinado con ficción. La atmósfera que rodea a los aficionados, el entusiasmo al tener una fotografía del jugador favorito. Está narrado en primera persona, y el personaje se refiere en segunda a un tiempo pasado, a una amiga, la gran aficionada de la selección alemana. El aspecto que brinca: un balón dentro de una carreola llevada por alguien de catorce años. Se sorprenderán con el final.
En La coincidencia es lógica, de la autoría de Esteban Illades, el narrador, en primera persona, se lamenta de no poder jugar fútbol como estrella ni de poder escribir un best-seller, pues (con sentido del humor), se da cuenta de que es un ser humano común y corriente.
Los ganadores de las dos menciones Francisco Javier Valenzuela Martínez y Daniel Esparza Hernández, con los textos Fuera de lugar y El gran juego, primera y segunda mención respectivamente, de igual forma abordan el balón por otros ángulos. En el primer cuento se hace patente la aversión de una mujer hacia el empleo del marido: comentarista de fútbol, próximo a viajar al mundial. Tiene un final sorpresivo, aunque la mujer a la que le gustan las novelas y odia el fútbol me parece que está quedándose atrás. En mi opinión, el llamado “juego del hombre” cada vez atrae más público femenino.
En el último texto, el narrador, en primera persona, recuerda al padre muerto, separado desde mucho antes de su esposa, con el que en ocasiones jugaba fútbol. Él vive una experiencia paralela, pues también se ha separado de su hijo. Al final decide no regresar a trabajar y llevar a su hijo “a pelotear”. Tal vez tendrían el mejor juego de su vida.

Poesía
En esta categoría no hubo menciones honoríficas. Primer lugar, Cinco sonetos futboleros de Pastor Covián Andrade –aficionado al fútbol desde la década de los sesentas, redactor en diversas editoriales y traductor, poeta sin obra publicada–, quien me sorprendió, pues los sonetos casi no se escriben. Mayormente son versos que ignoran las viejas reglas, la métrica y rima. Recordé las palabras de José Prats, en referencia a lo que sería trasgresor en estos tiempos. Tiene razón, lo serían textos que siguieran las reglas impuestas desde hace siglos.
Óscar de Pablo Hammeken fue el ganador del segundo lugar con Épica y derrota (petrarquista tercera) y Luis Jorge Boone el tercer lugar con el poema Balón fantasma. Óscar de Pablo nació en 1979, estudió ciencias políticas en la UNAM. En dos ocasiones ha sido becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en el área de poesía, en tanto que Luis Jorge es autor de los libros de poemas Legión (2003), Galería de armas rotas (2004) y Material de ciegos (2005; Premio Nacional de Poesía Joven Salvador Gallardo Dávalos 2004). Ha colaborado en las revistas Letras libres, Oráculo y Luvina.

Friday, May 12, 2006

A LA MEXICANA

Una protesta frente al Congreso del Estado de Puebla; la calle 5 Poniente casi a la altura de la 3 Sur, en el Centro Histórico, cerrada por un buen rato, como de costumbre cuando se le exige algo a las autoridades. Soluciones drásticas. Hombres de sombrero y una camioneta del Ayuntamiento 2005–2008 de Huehuetlán el Grande. Y no podían faltar los curiosos rodeando al grupo –me declaro culpable–, los uniformados de café hablando por radio. La figura central, un burro blanco con el letrero: “Señores diputados, soy Leandro Barrales Mega, presidente municipal de Huehuetlán el Grande. Por favor no me destituyan, nada más me robé 26,000,000 (millones)” pegado en los flancos, un costal atado por detrás. Signos de pesos rojos rodeando el nombre del político. Alrededor del burro, los hombres hablaban sobre la corrupción del presidente municipal. A un lado, un auto rojo saliendo del estacionamiento, lo que ocasionó el nerviosismo y los rebuznos del animal, la dificultad para regresarlo a la calma, y un retroceder de los curiosos, entre ellos una servidora –no fuera a ser que se soltara tirando patadas.
Y bueno, lo que fue una protesta para los del municipio de Huehuetlán el Grande, para un niño de aproximadamente tres años fue un momento de montar en burro. Para los fotógrafos de los periódicos, una foto curiosa. Uno de ellos, desaprovechada la primera oportunidad, pidió subir una vez más al niño, “¡para la foto!” El padre, obediente, accedió. Un comentario entre los reporteros, “el burrito va a ser famoso”.
Desde las puertas del Congreso una voz que accedía a recibir a la delegación. Un hombre vestido de negro, muy parecido al “Rey del tomate”, entró, y yo abandoné la escena. Alcancé a ver que ataban al burro a la parte posterior de la camioneta de Huehuetlán.
Un rato más tarde, desde las ventanas de conocido bar en contraesquina de la Catedral, donde se exhiben fotografías de la ciudad en dos momentos distanciados por décadas, vi al grupo inconforme, que pasó caminando detrás de la camioneta, del burrito guiado por uno de los hombres. Doblaron en la 16 de septiembre y se perdieron.
A estas horas, la foto del burro con su letrero habrá aparecido en los periódicos. Y sí, muy probablemente será famoso.
Seguiremos informando.

Monday, May 01, 2006

PANORAMA DEL ARTE COLONIAL EN MÉXICO

México, la ciudad novohispana, nació de los escombros de Tenochtitlán, la ciudad azteca. En ella comenzó el arte que llamamos colonial o virreinal y sus inicios fueron de alarde y de temor.
Sus remembranzas medievales no fueron simplemente el recuerdo de la España del siglo XV, sino una actitud defensiva ante la posibilidad de una reacción del indígena vencido. La primera obra de arquitectura que se elevó entre la isla y la laguna fue una fortaleza, las atarazanas, basto almacén torreado con almenas y aspilleras que sirvió para guardar la artillería y los bergantines que lograron la victoria.
De esta señal surgieron las primeras casas de los conquistadores, tan recias y solemnes que harían decir a Cervantes y Salazar, primer cronista de la ciudad: “cualquiera diría que no son casas, sino fortalezas”, y el obispo Zumárraga escribía al Emperador a propósito de la mansión de Nuño de Guzmán: “mandó construir una gran casa con cuatro torres horadadas con troneras, lo que le dio la figura de una fortaleza”. Llevaban torres en las esquinas, almenas y hasta fosos. La visión general de la ciudad de los conquistadores, debió ser como la de los burgos españoles o italianos del final de la Edad Media. Cuando el cronista subió a la cresta de la roca de Chapultepec, no pudo menos que decir: “está la ciudad toda asentada en un lugar plano y amplísimo, sin que nada le oculte a la vista por ningún lado; los soberbios y elevados edificios de los españoles se ennoblecen con altísimas torres...” Tal fue el paisaje arquitectónico del México del siglo XVI, la última ciudad medieval del mundo.
Pero si en su alzado fue un feudo en el que dominó la arquitectura civil, en su trazo fue una ciudad moderna, renacentista, es decir, rectilínea y sobre un plano reticular. Alonso García Bravo, el “geómetra” que delineó la urbe, no recordó nunca las tortuosas ciudades de su patria y prefirió el urbanismo desahogado y recto con el que soñaron Leonardo y Alberto Durero. El plano de la antigua Tenochtitlán ayudó a su empresa porque, como observaron los conquistadores, la capital azteca era un cuidadoso conglomerado de pirámides, palacios, y casas que formaban paralelogramos perfectos como nunca habían visto en el Viejo Mundo.
También el medievo se prolongaba fuera de la ciudad. En Cuernavaca, el conquistador erigía su palacio almenado y con bastiones angulares y las torres de vigilancia, o “rollos”, señoreaban sus posesiones como en Tepeaca y Tlaquiltenango. Las Casas Reales de las primeras ciudades se hacían con añoranzas toledanas, como las de Tlaxcala, con portadas de enormes piedras en jambas y dinteles y en los arcos mixtilíneos de sus terrazas.
Un cambio a finales dell siglo XVI dulcificó esta vigorosa arquitectura. La alborada del Renacimiento se presentó triunfante y un nuevo matiz decorativo se unió a la mansión feudal añadiendo columnas, escudos, medallones y rejas torneadas, así como abriendo los estrechos vanos de la primera arquitectura militar. Una de las primeras obras, ya francamente renacentistas, fue la Universidad, edificada hacia 1580.
Después, el plateresco y el mudejár harían de las ciudades hispanomexicanas otro tipo de construcciones hasta su entrega definitiva en brazos del barroco.
No fue muy diferente la solución del problema arquitectónico religioso, aunque produjo, por sus peculiares necesidades, formas nuevas que supieron conjugarse admirablemente con las antiguas. En los monasterios del siglo XVI seguimos contemplando la Edad Media, pero sólo en sus exteriores, grandiosamente almenados y hasta con pasos de ronda, desde el sencillo de Huejotzingo, en la fachada principal, hasta los complicados que dan vuelta a toda la iglesia, horadando sus contrafuertes, como en Tepeaca y en Cuautinchan.
Mas a pesar de esto, la planeación de un convento mexicano del siglo XVI es toda una novedad arquitectónica. Nunca en Europa existieron los inmensos atrios de México, que eran a la vez escuela, lugar de culto y cementerio. Es inconfundible un monasterio de esta época. Al fondo del atrio, por el cual se entra bajo arcadas esculpidas, está la iglesia, siempre de una nave y sin cruceros, cuajada de frescos en sus muros y un gran retablo de madera dorada al fondo, ocupando todo el testero. A un lado del convento, con su portería cabe la portada principal del templo, compuesta de uno o varios arcos; luego el claustro, en cuya planta baja van el refectorio, la cocina y otras dependencias utilitarias, y en el piso alto la biblioteca y las celdas. Huertas y caballerizas completan el grandioso conjunto.

Francisco de la Maza. Panorama del arte colonial en México, tomo 3. Cuarenta siglos de arte mexicano. Ediciones Herrero/Promexa.