Wednesday, April 30, 2008

¿CRITICA?

Es lamentable que una publicación de la envergadura de Crítica, única revista cultural consolidada en el extranjero y en el país –como lo señala el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en su más reciente catálogo–, se vea envuelta en una serie de señalamientos más propia de programas televisivos de dudosa calidad, por ejemplo los denominados talk shows. Tan lamentable como que un poeta muestre opiniones y acusaciones sin calado en lugar de argumentos firmes.

Se dice que un cambio de dirección en Crítica sería “la mejor opción para solucionar el problema”, es decir, el que no se “difunda los materiales que producen los universitarios” pues los “niega” y “suprime al cerrar sus vehículos naturales de difusión”.

En la carta pública dirigida al rector de la Universidad Autónoma de Puebla, el poeta sugiere la necesidad de convertir a Crítica en una revista donde exclusivamente se publiquen textos escritos por la comunidad universitaria. Esta acción la regresaría al punto de partida de hace quince años, cuando se empezó a fomentar la excelencia educativa. Bajo la rectoría de José Doger Corte, en 1993, la publicación pasó de ser “La revista de la Universidad Autónoma de Puebla” a “la revista cultural de la Universidad Autónoma de Puebla”. A una nueva época; así lo señalaba su portada. De operarse este retroceso, Crítica perdería la presencia con la que cuenta a nivel internacional, y muy probablemente el interés se limitaría al del lector que se encuentra en el campus. Y no se trata de despreciar la calidad que puede tener una gaceta interna; sólo se señala un retroceso de quince años, en lugar del avance que pretenden plantear con el cambio de dirección y de línea editorial.

Se habla de “arrogancia insostenible”, de que la publicación está secuestrada por “un grupúsculo de escritores ajenos a la universidad” y “desprecio”. Es más arrogante pedir cabezas en un tono imperativo y asegurar con ello la “solución del problema”.

Tampoco es lógico asegurar que los cambios en la dirección de una revista deben ser constantes, o que deben durar cuatro, cinco o seis años para luego dar paso a la siguiente administración. Se trata de arte, no de la cámara de diputados o de senadores.

La literatura es amplia, acoge a quienes la ejercen con sinceridad sean o no universitarios, así escriban desde el conocimiento, desde la bohemia o el instinto. Las instituciones que lanzan las convocatorias para becas y concursos lo saben; por ello en las bases, invariablemente, figuran requisitos como presentar libros o cuartillas en los anexos: “De un mínimo de veinte cuartillas a un máximo de tres libros (publicados o no)” –esta construcción es una puerta abierta para que los jóvenes escritores demuestren su calidad, para que les sea posible solicitar las becas. Para ganarlas.

Asimismo, en el espectro de publicaciones literarias caben diferentes líneas, diferentes estilos. En vez de descalificar tanto a la revista como a las personas que la dirigen, sería mucho más sano, y por tanto beneficiaría a la literatura creada en Puebla, que el autor de la denuncia sumara esfuerzos. En otras palabras, que fundara o dirigiera una revista con las características que de Crítica exige.
Judith Castañeda Suarí.

Monday, April 28, 2008

MÁS SOBRE CRITICA

Este es un texto publicado el día de hoy por La jornada de oriente:
Sobre Crítica.
Ivan Ruiz
Estoy fuera de Mexico, para ser mas preciso, en Palermo, en una estancia de investigacion con un semiotista italiano que pronto tendra a su cargo un curso de especializacion en semiótica en Puebla, el cual ha sido organizado por el grupo de trabajo al cual pertenezco, en la BUAP. Aquí, tanto por consultas a periódicos digitales como por correos electronicos de amigos, me he enterado de una lamentable situación con respecto a la revista Crítica, pues el juicio peyorativo que sobre ella se ha vertido contiene una serie de imprecisiones y una de ellas me toca directamente, motivo por el cual me interesa exponer lo siguiente. Mi nombre ha sido utilizado en dos ocasiones por Alí Calderon (primero, en una carta al rector y despues en una entrevista a un periódico local) para ejemplificar la ausencia de profesores e investigadores universitarios "de casa" que publican en Crítica y que además cuentan con la distinción de un premio literario nacional, como es mi caso. Al respecto, tres aclaraciones: la primera, yo sí he publicado en Crítica (ver numero 86) y fue expresamente a partir de una invitación de Julio Eutiquio Sarabia, cuando aún era estudiante de la licenciatura en letras; en este sentido, creo que para mí las puertas de la revista no están cerradas, sin importar que haya o no ganado un premio como el Alfonso Reyes. La segunda, que se deriva de la anterior, es que para mi un premio, cualquiera que este sea, no garantiza una superioridad frente a otro grupo de colegas o amigos, pues si bien revela momentaneamente las virtudes –bien logradas, por supuesto– finalmente termina también por revelar las debilidades. Y, como tercer punto, me parece reprobable utilizar los nombres de conocidos o de colegas sin saber a fondo su situación tanto de escritura como de vida –que es un mismo drama a final de cuentas–. Por lo menos en mi caso, puedo afirmar que he luchado incansablemente con la escritura –especialmente, con un genero literario al que aspiro llegar– y que si no publico con la regularidad que deseo en revistas literarias –por ejemplo, en Crítica, que para mí, como lector pero tambien como profesor universitario de la BUAP, es una publicación de primer nivel– es por una carencia mía y no por una serie de obstaculos por parte de quienes dirigen la revista. No está de más decir que distingo perfectamente entre una revista academica (donde sí publico frecuentemente bajo los procesos estrictos de arbitraje) y una revista literaria como Crítica que se caracteriza por un rigor intelectual mas allá del grado académico de sus responsables y colaboradores. En todo caso, lo que parece urgente es discutir, de una manera eficaz, los modelos de planeación de las revistas literarias universitarias y no caer mas en descalificaciones arbitrarias y en datos imprecisos.

ACERCA DE CRITICA...

Este es parte del historial de textos en que, desafortunadamente, como si se tratara de algún chisme farandulero, se halla envuelta la revista de la Universidad Autónoma de Puebla Crítica -la única de este estado con presencia nacional e internacional, sobra decirlo:
Carta para el poeta Alí Calderón.
Querido Alí:
No sabes el gusto que me ha dado ver que has publicado un largo artículo sobre Crítica en El columnista. Pocas veces tengo la oportunidad de ver que alguien con un futuro tan promisorio como el tuyo (¿cuántos premios ya llevas?) ocupe una buena parte de su tiempo y su inteligencia para señalar los aciertos (creo que tú no encuentras ninguno) y los fallos de la Revista Cultural de la Universidad, aunque sea en una carta pública. Creo, sin embargo, que por las prisas caes en algunas confusiones que para beneficio de los posibles lectores de tu ensayo es preciso aclarar (y no para beneficio de nuestro rector pues él sabe, por supuesto, mucho más que tú, de lo que ocurre en la UAP y en concreto en Crítica). Pero antes de proceder quiero asegurarte que de ningún modo creo que tu artículo hay sido motivado por las reseñas que tu creíste negativas de tu libro (La luz va dando nombre) y que aparecieron en el número 125 de Crítica. 1. Dices que Julio Eutiquio y yo hemos obstaculizado “la misión y el desarrollo de la publicación cultural de la universidad”. Y aclaras que su dirección (la de Crítica) no “suele considerar la obra artística y de reflexión de los universitarios docentes y alumnos”. Claro, me imagino, que no sales en defensa de tu propia obra poética sino la de otros universitarios, pues resulta que en el número 126 (que está en circulación en 97 ciudades del país), sale tu poema: “Nunca pensé cuando te vi con collarín...” Pero no das ningún nombre de esos universitarios, docentes y alumnos, así que, por favor, si eres tan amable me gustaría que me los proporcionaras, pues ya sabes lo distraído que soy y capaz que he pasado junto a ellos sin ver que me tendían la mano con sus manuscritos. Reconozco que soy soberbio y, en ocasiones, intolerante, pero te aseguro que los mejores ensayistas, narradores y poetas de nuestra universidad publican en Crítica. Si sabes de alguno que aún no haya sido publicado dame su nombre (¡nombres, nombres!). 2. Pero, “eso no es lo más grave. Poco a poco y conforme pasan los años, Crítica pierde presencia, relevancia, rigor, a nivel nacional e internacional.” ¡Qué bueno saberlo!, pero me gustaría que precisaras a partir de qué año comenzó a perder “relevancia, rigor (sic), a nivel nacional e internacional”, pues con toda seguridad esto deben saberlo nuestros colaboradores: Eduardo Chirinos, Carlos A. Aguilera, Juan Antonio Masoliver, Matías Serra Bradford, Verónica Zondek, Iván Humanes Bespín, Andres Sánchez Robayna, Rolando Sánchez Mejías, Antonio Gamoneda, Fernando Arrabal, Martha L. Canfield, Juana Rosa Pita, Lorenzo García Vega, Gustavo Ferreyra, Oswaldo Aguirre, Dimitris Angûelis, David Cortés Cabán, Norbert Gstrein, Ena Lucía Portela, Antón Arrufat, Idalia Morejón, Andrés Ortiz-Osés, Jorge Ángel Pérez, Claudio Daniel, etc, etc. (Y sólo menciono algunos de los escritores de Chile, España, Cuba, Argentina, Italia, Puerto Rico, Alemania, etc. que hemos publicado en los últimos 12 meses. Y ya sabes, debes saberlo, que no publicamos refritos ¡sólo originales! ¿En verdad ves en sus trabajos falta de rigor? Si es así, dímelo, tal vez la migraña que de tanto en tanto me postra está arruinando mi capacidad crítica. ¿O tal vez no te refieres a ellos? Quizás a quien estás acusando de falta de rigor sea a los autores nacionales: Adolfo Castañón, Gabriel Bernal Granados, Juan Villoro, Maurizio Medo, Julián Herbert, Luis Vicente de Aguinaga, Carmen Boullosa, Luis Jorge Boone, Jorge Esquinca, Eve Gil, Teresa Gonzáles Arce, Jorge Fernández Granados, Marco Tulio Aguilera Garramuño (y no me vayas a decir que es colombiano después de tantos años de vivir en México), Gabriela Cantú, etc. etc. ¿O, aquí entre nos, cuando hablas de falta de rigor te refieres a los poblanos que publicamos en Crítica: Carlos Ríos, Álvaro Solís (les digo poblanos porque viven en Puebla), José Prats Sariol, Juan Sebastián Gatti, Gabriel Wolfson, Gerardo Arturo Zepeda Ordorica, Juan José Ortizgarcía, Gerardo Lino, Alejandro Badillo, Miguel Campos Ramos, Alejandro Lámbarry, Víctor Baca. Judith Castañeda Suarí, Jorge Juanes, Víctor Toledo, Alejandro Palma, José Sánchez Carbó, etc.? 3. Te refieres “al pleito y falta de entendimiento entre el director y el subdirector”. Vaya, creí que esa noticia era confidencial. Pues sí, la verdad, es que Eutiquio y yo no siempre estamos de acuerdo, discutimos, gritamos (bueno, en verdad grito yo), pero las disputas son siempre por cuestiones estéticas. ¿A ti te gustó la última novela de Carlos Fuentes? Bueno, pues a mí no, ¿hay algún problema? Querido Alí: lo mejor de la amistad es que puedes discutir y pelearte a gritos no una vez, sino decenas de veces, te lo aseguro. 4. Dices que “Crítica es anacrónica e incapaz de competir con otras publicaciones de México y el resto del mundo.” Discúlpame, pero no acabo de entender a qué te refieres con lo de anacrónica. ¿Al formato? ¿Al contenido? ¿Tal vez al papel? ¿Al diseño? Si eres mi amigo, dímelo y no me dejes con la duda. Y también dime ¿por qué me pediste que publicara tu poema si Crítica es anacrónica? También dime con cuáles revistas de literatura no puede competir, no sea que estés pensando en …bueno, pero no importa. Y luego dices que no está indexada y no tiene consejo editorial, luego estás pensando en revistas académicas. Pues, querido Alí, déjame decirte que Crítica es una revista de creación literaria, no una revista académica, por ello, pero ya lo sabes, es que depende de la Vicerrectoría de Extensión y Difusión de la Cultura (la cultura universal, ojo, no vayas luego a pedir que la universidad enseñe sólo los conocimientos que sus mismos docentes y alumnos producen), no de la Vicerrectoria de Investigación y Estudios de Posgrado, ¿estamos? Y su “registro se encuentra, desde hace varios años, en trámite.” Eres muy joven para saberlo, pero la razón de que su registro esté eternamente en trámite se debe a que cuando la Universidad decidió publicar Crítica ese nombre estaba ya registrado por otra revista que, por cierto, es menos conocida que la nuestra. ¿Quieres saber por qué nuestra universidad se empeñó en mantener ese nombre? Supongo que no. 5. ¿Regalamos ejemplares de la revista? Pues claro, cada vez que, por ejemplo, hay un congreso les regalamos ejemplares a los visitantes. Es una cortesía, ¿no has oído hablar de la proverbial cortesía poblana? Y “A nadie le interesa leer Crítica.” Pero Alí, otra vez te pregunto, por qué, entonces, mencionas en tu currículum que has publicado en ella? 6. ¿La mejor opción para solucionar el problema es un cambio en la dirección? Querido Ali, ya que somos amigos, ¿me puedes decir qué te orilló, en verdad, a escribir tu carta al rector? Te recuerdo que si hay fallos en Crítica, el culpable sólo soy yo, pero los aciertos son del equipo y, sobre todo, de sus colaboradores (y te incluyo).
Un abrazo Armando Pinto.
El siguiente texto lo enviaron a mi correo, y se puede encontrar en: http://www.mistercolombias.blogspot.com/
Ataques contra Crítica
Hasta Xalapa ha trascendido que en Puebla hay una campaña contra la revista Crítica, o más específicamente contra quienes están actualmente al frente de la publicación. Llevo muchos años colaborando con Armando Pinto, su director y sin duda tendría muchas cosas que decir sobre la revista y sobre Armando.
Algo que sí es evidente es esto: sus criterios de publicación no están regidos por la amistad o el interés. Si el primer caso fuera tal, yo habría publicado un artículo por revista. Y es que con Armando conservo una amistad sólida y desinteresada. El caso es que de cuatro artículos que le mando, me rechaza o me manda a corregir dos. Nunca me he sentido ofendido por eso. A pesar de ser vanidoso como casi todos los escritores, no creo ser perfecto y sé que todo texto es perfectible.
Entonces no es la amistad la que determina lo que es publicable o impublicable.
Hasta donde sé Armando no es escritor ni aspira a serlo. Por ello en Crítica no se aplica el "si me publicas te publico". Armando es más bien retraído. Huye de los reflectores.
Es obvio que una revista como Crítica que se publica en una ciudad de provincia debe recibir críticas, censuras, ataques, de parte de quienes quieran apropiarse de la publicación para satisfacer sus intereses. Capear estos temporales es parte del oficio de director.
Si Eutiquio (subdirector) y Armando se pelean a gritos no es asunto que me concierna. Yo leo la revista y no me dedico a espiar por la ventana.
Crítica es una de las pocas revistas no sectarias que quedan en México. Es una revista universal, es una revista atemporal (no se ocupa sólo del presente sino del amplio especto de la cultura a lo largo de los siglos). Es una revista que vale la pena leer porque siempre trae algún artículo, algún cuento, una buena sección de reseñas, crónicas.
No creo que Crítica pueda estar en mejores manos. Auguro que si quitan de la dirección a Armando y de la subdirección a Eutiquio, se acabará la revista. Tal vez durante unos meses algún burócrata o intelectual ambicioso la sostenga. Luego las autoridades encontrarán la oportunidad de ahorrarse una buena parte del presupuesto que se podría utilizar en algo menos ocioso y más divertido que la cultura.
Atención: así como los ríos se están secando.También se están secando los veneros de la cultura. Hay que luchar contra eso. El planeta merece conservar algo de sombra y algún río de agua clara.
Marco Tulio Aguilera
Tomado de Intolerancia diario, que se publicó el día 24 de abirl:
Crítica. El texto de la discordia.
...[…] Sin embargo los antologadores (Alí Calderón, Jorge Mendoza, Antonio Escobar, Álvaro Solis) nos han corrido la cortesía de escoger textos medianamente aliñados —a diferencia de colecciones como Las afinidades electivas / las elecciones afectivas o Eco de voces, cuyos afanes democráticos pasan a veces no sólo por encima del sectarismo: también de la gramática. El prólogo, como ya dije, ha sido escrito con pulcritud. Y hago esta precisión: estoy hablando de la efectividad expositiva de la prosa, no del valor de verdad de sus afirmaciones— mayoritariamente falsas. El trabajo en cuestión quiere fundamentar sus tesis en las ciencias del lenguaje. Por eso lo interrogo a partir de la lógica.La primera contradicción aparece entre el nombre propio o descripción del objeto y uno de sus nombres conceptuales o predicados (valga decir: una de sus funciones). Se nos ha dicho que La luz que va dando nombre. Veinte años de la poesía última en México (1965-1985) “Es una antología de poemas, no de poetas”. Si esto es verdadero, ¿por qué los límites del conjunto radican en las fechas de nacimiento de los autores incluidos y no en las fechas de publicación de los poemas seleccionados?... Una anomalía subsidiaria surge del presupuesto de que se compilarán veinte años de poesía y no veinte años de poetas, cuando todos los textos seleccionados fueron compuestos en fecha posterior a 1985. Ergo, una de las afirmaciones sobre las que descansa todo el sistema (“una antología de poemas, no de poetas”) es falsa.Al ser cuestionado sobre la ausencia en el volumen de ciertos autores, Alí Calderón respondió hace poco: “Hay nombres que no aparecen porque sus poemas no eran nítidos en cuanto a lenguaje literario; a veces no aparecen porque los poemas simple y sencillamente no nos gustaron ni nos parecieron meritorios; a veces, simplemente, no conocíamos a los poetas”. El segundo y tercer argumentos me parecen incontestables; el primero en cambio (“sus poemas no eran nítidos en cuanto a lenguaje literario”) no sólo me parece absurdo, sino que manifiesta la ignorancia de Calderón en materia académica. Un elemento básico de la metodología de la investigación cualitativa es éste: si las categorías que has establecido resultan discordantes con el fenómeno, la carencia radica en el método y no en aquello que se analiza. Dicho de otro modo: si los poemas de autores meritorios “no eran nítidos” es porque las categorías resultaron insuficientes o no eran las adecuadas. Usualmente no le reprocharía esto a un antologador; pero quienes firman el prólogo de La luz… han pretendido blindarse frente a opiniones adversas recurriendo a un engreído discurso académico; lo que les abre un flanco del que quizá no son conscientes: su debilidad como teóricos (y sobre todo como investigadores).Recapitulo. La luz que va dando nombre es un libro interesante, aunque no tanto por sus aciertos: más bien porque permite observar de cerca los vicios literarios más jóvenes de México. Pese a que reúne algunos poemas interesantes y a que sus autores me parecen (quiero enfatizar esto) lectores de buena intuición, el volumen es empobrecido por su chambón proyecto crítico; su pretencioso “incluyentismo”; su agenda oculta: dar una plataforma curricular a los amigos. El problema de fondo, sin embargo, me parece intelectual y no de actitudes personales. Los antologadores emplean jerga teórica cuando carecen de destreza para construir hipótesis, tesis y argumentos cuya estructura resulte lógica. Su vocabulario finge ser analítico; su pensamiento no lo es. Esta clase de charlatanería ha devenido, por desgracia, el corazón de la mediocridad que muchos jóvenes avalan bajo el rubro “crítica literaria”.
Tomado de la Jornada de Oriente, del día 25 de abril de 2008:

Crítica, más allá de los insultos

Juan Sebastián Gatti

En los últimos días se ha suscitado una discusión creciente alrededor de la revista Crítica de la Universidad Autónoma de Puebla. Esto es novedoso, tanto por el hecho de que una revista cultural se vuelva tema mediático, como por el tono en que ese debate ha transcurrido hasta ahora.
No quisiera abundar en las injurias y las groserías proferidas a lo largo de este intercambio, que han sido muchas y tienen poco que ver con el asunto de fondo. Quiero decir que no importa, por ejemplo, si Alí Calderón tiene o no una querella personal contra la revista. Tampoco si el director y el subdirector de la revista acostumbran pelearse a gritos, o si Raúl Dorra es o no un experto en poesía mexicana. Lo que importa es si sus respectivos argumentos son válidos o no lo son.
Y el primer problema, me parece, es justamente la falta de argumentos. Si entiendo bien, Alí Calderón es portavoz de un grupo (según se desprende de una entrevista publicada en Síntesis) que considera que Crítica no publica a todos los que debería publicar, especialmente a estudiantes y maestros de la universidad; que ha perdido rigor y presencia nacional e internacional, y que sus directivos han traicionado la misión de la revista. Pero estos, así expresados, no son argumentos: son opiniones.
En sentido opuesto, parece evidente que muchas personas deben opinar lo contrario. Quienes compran Crítica, quienes la leen y seguramente la mayoría de quienes publican en ella (si no, ¿por qué lo harían?).
Pero apoyados en opiniones no se puede proceder a pedir la destitución de un director y un subdirector, y el cambio de línea editorial de una revista. Para hacer algo así hacen falta argumentos, y eso es lo que el grupo invocado por Alí Calderón debería proporcionar para sostener sus demandas. Tampoco es posible ampararse en encuestas, y menos si no se las da a conocer públicamente, explicando en detalle su forma de aplicación, el universo encuestado, las fechas... en resumen, la metodología empleada. De las encuestas a la superstición puede haber un paso bastante corto, pero un poco de rigor científico igualmente se agradece.
Más grave aun es que las opiniones no sean consistentes. En una misma entrevista en el diario Intolerancia, Alí Calderón dice que Crítica está dirigida por “un tipo sin preparación” y que la revista es “una joya”; que “hay consenso en el medio de los ensayistas y artistas universitarios de que Crítica debe abrir su abanico” y que “hay intelectuales que están de acuerdo con un cambio de rumbo de la revista”. Consenso, según el diccionario de la RAE, es el “Acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos”; que haya algunas personas de acuerdo con algo no constituye un consenso.
Sería más productivo, me parece, que los miembros del grupo al que Alí Calderón dice representar se mostraran públicamente y manifestaran de manera clara qué clase de revista creen que debería ser Crítica. Que mostraran también, por ejemplo, algunos de los textos no aceptados por esa revista, para que luego Pinto y Sarabia explicaran con qué criterios los rechazaron, e incluso que Renato Prada, Galván, Sampedro y los demás que él nombra dijeran si comparten sus opiniones –y, de una vez, cuál de ellas.
Yo coincido con una de esas opiniones: creo que Crítica es una joya. Seguramente lo es tanto por lo que rechaza como por lo que acepta, porque una revista que lo aceptara todo no valdría la pena. Armando Pinto cita a vuelapluma 45 escritores publicados en Crítica, 17 de ellos poblanos, y pide los nombres de quienes fueron excluidos. Alí Calderón ha dado, si no cuento mal, seis. Quiero imaginar que son muchos más. En los últimos años he enviado varios textos a la revista, fueron publicados dos de ellos y me enorgullecen más que si los hubieran aceptado todos, y mucho más que si aceptaran a todos. Aunque carezco de la superstición de las encuestas, tengo para mí que puede ser un orgullo compartido por otros.
Dice Alí Calderón que sin publicar en revistas, los jóvenes no pueden aspirar a las becas del Fonca. Esto, que tampoco es un argumento, ni siquiera es una opinión. Comercio o mercadotecnia, quizás. Pero si ése es el problema, tal vez valga la pena resolverlo de otra manera: por ejemplo, proponiendo en la universidad la creación de otra revista, con los criterios editoriales y los modos de funcionamiento que Calderón considere adecuados. Veríamos entonces una mayor pluralidad de ideas y propuestas, podríamos compararlas y confrontarlas, elegir y hasta tomar partido, si de eso se trata; tendríamos espacios que se complementaran en lugar de anularse unos a otros. De esta forma todos saldríamos ganando: los escritores, los lectores y la UAP.
Construir es más difícil que destruir, pero que se dediquen a construir es lo menos que puede esperarse de los creadores, tengan la edad que tengan.