Thursday, April 02, 2009

DESDE LA FILA

Los cortes a la circulación en el Centro Histórico de la ciudad se aunaron a la marcha del reloj. Voy a llegar tarde… El partido de la “decepción” me hizo pensar en una fila corta, lo suficiente para caber sin problemas en la esperanza de entrar. La oficina de correos, la catedral, el zócalo. Por fin el Teatro de la ciudad. Recorrí la fila buscando un rostro familiar. Ninguno. El final casi toca la dos oriente, alguien conocido. En realidad dos. Entramos. Iba asombrada tanto por la cantidad de asistentes como por el rango de edad: jóvenes, adultos, contemporáneos del autor nacido a mediados de la década de los cuarenta.
El teatro lleno. Las palabras de inauguración a cargo del director del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla, de la presidenta municipal, de los organizadores del festival In-Edit, cuya primera edición se realizó en el año 2003, dieron paso a la charla con el autor de La tumba, José Agustín.
El paseo por grupos como los Doors, Molotov, por cantantes como Julieta Venegas –la seguía antes, en los últimos discos ya no tanto–, José Alfredo Jiménez, el recuerdo del 68 y los discursos de quien en ese momento ya no era estudiante, las anécdotas de los discos que su padre le obsequiaba, en sus frecuentes viajes a los Estados Unidos, de la boda a los 17 años que le permitió vivir siete meses en Cuba, las risas y aplausos constantes del público, desembocaron en una caída de más de dos metros de altura.
Volteada en ese instante, sólo escuché un golpe seco. El autor de la trilogía Tragicomedia mexicana yacía inconsciente bajo el escenario. Dicen. Una multitud se acercó a pedirle autógrafos, él dio unos pasos hacia atrás, estaba junto a la orilla, las ambulancias tardaron más de quince minutos… Hoy, después de ocho fracturas, los diarios y los médicos lo reportan estable. Yo sólo espero que se recupere muy pronto y que se subsanen las faltas en la organización de eventos posteriores para evitar accidentes como el que aconteció la noche de ayer.