Saturday, January 28, 2006

LIBRO SIN AUTÓGRAFO



La presentación del libro póstumo del escritor tlaxcalteca–poblano Alejandro Meneses, Tan lejos, tan cerca, de Ediciones de Educación y Cultura, Colección Íntimos, comenzó el martes 24 de enero, cuando, poco antes de las nueve de la mañana, encendí la televisión en el canal de Televisa Puebla. Anunciaron la presentación del jueves 26 en Profética, a las siete de la tarde; también me enteré que habían regalado tres libros.
En Profética ya está a la venta Tan lejos, tan cerca, las gruesas tapas negras protegen papel lustroso y letras grandes. El libro incluye seis cuentos: Cosas veredes, La vocación del soldado y Luna árabe, conforman el apartado Tan lejos; La bella vida, Los días de baile y Mientras llueve, es el Tan cerca. El cuidado de la edición estuvo a cargo de Beatriz Meyer.
El jueves, desde el mediodía, una inusual lluvia lavó las calles para que Meneses asistiera a la presentación de su libro póstumo; inevitablemente, el último. El agua se deslizó por paredes y aceras, pertinaz, tranquila en su respiración acompasada, con la sutileza de quien no ha sido invitado y se le deja por educación. La lluvia, comprendiendo su calidad de extranjera en esta época del año, terminó por la tarde.
Antes de las siete todo estaba listo. Las sillas en el patio central de la casona antigua que es Profética, las mesas y bancos para los presentadores, micrófonos, agua, unos cuantos rostros conocidos repartidos entre el pizarrón de la entrada y la librería. Con mi papá, regresé a las siete. Esta vez más de sus alumnos estaban presentes. En la pared, frases blancas con fondo negro; frases de Meneses, sacadas de su pluma, de su alma. Fotografías de una presentación anterior, Casa vacía, recopilación de sus tres libros. Bety Meyer llegó retrasada. Vodkas con refresco en vasos alargados, la bebida ligada irremediablemente a Alejandro. En el ánimo de los asistentes, un escritor ido, un amigo ausente. Fue la noche de Alejandro Meneses, donde sólo faltó su voz grave dando más vida a uno de sus cuentos, sus sonrisas, su autógrafo en cada ejemplar adquirido –la edición de lujo, tapas gruesas y cubierta negra–. También los ojos líquidos, la boca cerrada, descendente, la pregunta –¿cómo se atrevió a irse?–, reclamaron su lugar entre los amigos, dentro de las gargantas, en el pecho.
La banda menesiana estuvo completa: Sergio, tarde; Alejandro, Princesa, Elías, Maribel, una servidora. (En la foto, Maribel, yo y Princesa, de izquierda a derecha).
Sólo me faltaste tú, profe, Meneses. Quise no llorar pero, ante tus frases, tus fotografías, tu recuerdo, la tristeza es un reflejo más de mi cuerpo, como estirar la pierna en un consultorio médico, al sentir un leve golpe de martillo en la rodilla. Prometí tomarme un oso, o por lo menos medio, a tu salud, en honor a ti. No lo hice, y no por falta de valor, sino por falta de osos, se fueron cuando los busqué.
Al igual que en la presentación de Casa vacía, la pequeña cámara con rollo 110, de 24 exposiciones, la misma que ha seguido a quienes admiro, a mí misma hasta Aguascalientes, captó instantes de la presentación, tus frases sobre el muro, a mis amigos –tus amigos– reunidos en torno a ti. Sólo faltaste tú, repito. Me gustaría, cuando la revelación saque a la luz esas imágenes, ver tu silueta junto a mis hombros, como en una fotografía anterior.
Al mismo tiempo, este libro, como el de Noche adentro, se quedará sin una frase de tu puño y letra, sin una dedicatoria para mi alma de escritora. Sin un autógrafo.

Tuesday, January 24, 2006

FOTOGRAFÍAS DE RULFO.



Cuesta demasiado pensar que en algún momento estos dos elementos estaban unidos (según el Génesis). ¿Cómo sería ese aire-agua? Tal vez tendríamos branquias y las aletas de nuestros pies nos arrastrarían por suelos siempre lodozos. Barro sobre nuestra piel, el sol tratando de abrirse paso entre arcoiris perpetuos, las raíces de árboles y arbustos probando el alimento ofrecido sobre la tierra, flotando. Atraparíamos peces con una red, como si fueran mariposas y si nos mostraran los planos de un barco, de un simple velero, pensaríamos en una máquina para viajar a otros planetas y las autoridades encerrarían al osado inventor.

Monday, January 23, 2006

ALEJANDRO MENESES AÚN ANDA POR AQUÍ.

Algo que está en mi correo gracias al Caballero inexistente...
NI TAN LEJOS, NI TAN CERCA...

Enrique de Jesùs Pimentel

EL NIMBO PERMANENTE. No sólo fueron la fecha de nacimiento y la de su verdadero viaje las que Alejandro Meneses se encargó de velar con el nimbo de la incertidumbre: también el último tramo de su obra narrativa ha quedado, tal vez para siempre, envuelto en la bruma de las interrogantes.
En rigor, los libros que publicó en vida se reducen a tres. Obra condensada y estricta cuya dimensión nos habla de una vocación escritural permeada siempre por la precisión y la exigencia. Días extraños, la colección de cuentos que publicó Fomento Editorial de la UAP, apareció en el año de 1987; Ángela y los ciegos, Editorial Cal y Arena, en el año 2000 y, finalmente, Vidas lejanas, Ediciones ABZ, vio la luz en 2003. Este último agregaba a su material inédito un cuento incluido en Días extraños: "El barco de cristal". Una antología de su obra cuentística, Casa vacía, fue publicada por la Editorial Lunarena en 2004.
EL VIAJE A ESPAÑA. Tan lejos, tan cerca es, sería, su cuarto libro. Expliquémonos; a principios de 2004, Alejandro Meneses aceptó la invitación de esta editorial de reciente formación para que su libro inaugurara la colección Íntimos, la cual albergaría a escritores y escritoras que nacieron o en la región o se avecindaron en ella, pero han realizado su trabajo literario más importante en suelo poblano. El libro de Meneses sería escrito durante un viaje a España: las historias debían establecer un paralelo entre culturas hermanas.
El narrador comenzó a hacer y deshacer maletas, se informó de los lugares que podía visitar, de la casa donde hospedarse, de bares, vinos, tapas y pinchos, así como de los trámites burocráticos que debía ejecutar para obtener los documentos inherentes al periplo: visa, pasaporte. En este punto, su talante heterodoxo en materia de procedimientos oficinescos encontró los primeros diques; demorados y repetidos viajes a su natal Altzayanca le develaron la casi incombatible dificultad de obtener una copia certificada de su acta de nacimiento, cuando menos una que guardase concordancia con el nombre que usaba para ejercer como ciudadano. Los amigos que nos acercamos para ofrecerle ayuda en los vaporosos trámites comenzamos a vislumbrar cierto desgano que, conforme pasaban los días, se hizo más visible. A eso hubo que sumar que el viaje a tierras ibéricas despertó en los allegados el recuerdo de otra visita de Alejandro, muchos años antes, al mismo país. En aquella ocasión la preparó muy bien, la anunció con el protocolo debido y, cortésmente, se despidió de todos. Sin embargo, cuando pensábamos que estaba a punto de regresar, descubrimos que no se había ido.
PARA QUE IR TAN LEJOS. A mediados de abril de 2004, en una fiesta que debió haber sido la de su despedida ante el inminente viaje y que se convirtió en mi fiesta de cumpleaños, Alejandro contó, con un estilo tan inigualable como el de sus narraciones escritas, que dos o tres días antes había dejado olvidada su cartera en un taxi que lo transportó del centro de la ciudad de Puebla a su casa, en lo que él llamaba, nunca se supo si democrática o despectivamente, "las goteras de Cholula". Con la cartera, junto con los billetes de curso legal y las fotografías que se cargan como talismanes del corazón, Alejandro había perdido para siempre su credencial de elector. Una traba adicional que colmó el vaso de las contrariedades. Luego de esa confesión, la incipiente primavera nos entregó una certeza: Alejandro Meneses no iría nunca a España.
Pero el proyecto del libro continuó vigente. A pesar del frustrado viaje y de algunos problemas de salud que lo aquejaron en los meses posteriores, para fines del año pasado era también una certeza que Alejandro estaba escribiendo el libro prometido. En febrero de 2005, cuando fue convocado por una naciente editorial a participar en un libro que reuniría cuentos alrededor de El Quijote, en el año de su cuarto centenario, Meneses colaboró con un texto que, de manera evidente, procedía del libro planeado. En De claro en claro se publicó el cuento Cosas veredes; al rematar uno de los diálogos finales entre el protagonista, Quijano, y su taxista madrileño, Sánchez, el narrador desliza la frase que da nombre a este volumen:
"-¿Irás a América? -le preguntó Alonso, una tarde, al final del verano.
Sánchez miró lo que nunca había imaginado.
-No tengo cómo -dijo.
-Yo sí tuve cómo venir a morir a España -dijo Quijano, pensando en Tlaxcala.
Se vieron. Tan lejos, tan cerca."
LA PÁGINA FINAL. Un incidente más dificultó la llegada de los textos a la imprenta. Cuando el autor se apersonó para hacer entrega de un adelanto del material, el disquete en el que lo llevaba no desplegó sus archivos; no abrió, como solemos decir. Era miércoles, día que, según Alejandro, no existía. El jueves supimos que se había reunido con alguien (nunca sabremos quién) a comer. Al parecer el festejo se prolongó y el viernes una de sus ex mujeres lo encontró en cama, indispuesto. Sin decir nada ni a familiares ni amigos, la señora guardó su preocupación hasta el sábado, cuando por fin trató de alertar a la familia. Mientras, sus amigos lo buscábamos infructuosamente por los escondrijos donde su rutina de hombre solitario le tenía siempre dispuestos una mesa y un vaso de vodka. Fue un fin de semana oscuro. Un mal presentimiento nos agobiaba. La mala salud de Alejandro y su renuencia a ir al médico eran los factores que alimentaban la desazón. No respondía a las llamadas telefónicas. El buzón del celular sustituía al saludo cordial de nuestro amigo y convertía el silencio en una especie de mariposa negra adherida al cristal de una ventana.
El martes de la semana siguiente, una llamada confirmó nuestros temores: Alejandro había muerto. No tuvimos el consuelo de saber con certeza cuándo, a qué hora había exhalado el último suspiro, cuáles habían sido sus últimas palabras. Nos enteramos de su muerte apenas una hora antes de la cremación de sus restos.
EL LIBRO POSTUMO. La colaboración de la familia en la búsqueda de los textos fue determinante para la culminación de este proyecto. Integrados y confrontados con el proyecto elaborado por el propio autor, se logró la reunión de la mayor parte de ellos. Sólo dos cuentos mencionados en el índice primitivo no se fusionaron a este corpus: La vida en secreto, del que, hasta ahora, no se tienen mayores noticias, y Hacer las Indias, del que se encontró poco menos de una cuartilla.
Dos textos inéditos reparan la ausencia de esas narraciones. Esos cuentos son Luna árabe y Mientras llueve. El primero no es un cuento: es un espacio simbólico, pletórico de claves personales, guiños y alguna solicitud encriptada como la que encierran las palabras finales: Please don't go. O no tan finales si se infiere, como muchas cosas lo hacen suponer, que todavía se planteaba hacerle adiciones y modificaciones, tal vez, sólo tal vez, de baja intensidad. El segundo es un relato que da testimonio de una larga filiación literaria y vital: Scott Fitzgerald.
El cuidado de la edición, a cargo de Beatriz Meyer, procuró respetar el estilo, sobre todo en los cuentos en los cuales se percibían ciertos desniveles narrativos difíciles de hallar en otros textos. Ello indicaba, junto con otros aspectos del proceso personal de escritura de Alejandro, que esos relatos quedaron, si no inconclusos, sí en obra negra, sin retoques formales, esos giros estilísticos suyos tan leves pero tan reconocibles como el olor de la lluvia. La labor era ardua. Sólo el cariño y la persistencia fueron la guía para encontrar la solución a algunas frases, a ciertos finales que su fervor narrativo ponderaba una y otra vez y que nosotros tuvimos que elegir de acuerdo con el conocimiento del amigo y su obra. Tan lejos, tan cerca, el último libro de Alejandro Meneses, se convirtió así en un símbolo, un monumento a la amistad y a la pasión por la escritura.
Libro de umbrales, Tan lejos, tan cerca es un espejismo, una colección de historias inscritas en los límites de luz y oscuridad en los que el autor se movió toda su vida. Dos relatos, Luna árabe y Los días de baile, parecen indicar los derroteros por los que su búsqueda estética andaba al momento de su muerte. La conciencia del fin, la soledad, los fantasmas, la noche con su carga etílica, la luna que siempre lo acompañó son los elementos con los que Alejandro tejía una cuerda para llegar al interior de las cosas. Su fuerza narrativa, terrible y devastadora por momentos, es el elemento que mueve relatos plenos de simbolismo, pasajes animados por la certeza de que el desconcierto y la incertidumbre son y seguirán siendo nuestras únicas recompensas.
EL VIAJE ÚLTIMO. Alejandro no fue a España a escribir este libro. Los que gozamos largos años de su privanza no nos sorprendimos mucho de ello. Sus viajes eran puro cuento; quizá el último también lo sea y algún día descubramos que no se ha ido, que anda por aquí, tramitando una papelería escabrosa y, Quijano distraído, en busca del taxista Sánchez que se llevó su cartera. Como quiera que sea, el territorio enorme en el que se mueve su literatura no requería de grandes desplazamientos físicos para construir las atmósferas minuciosas y seductoras que atrapan a sus lectores. Aunque era censor de efectismos fáciles, su narrativa no carece de efectos precisos y duraderos. Como duradera deberá ser la vigencia de su obra intrigante y dolorosa, profundamente comprometida con el espacio que más le interesaba explorar: los derroteros insospechados del alma humana.
JUEVES 26 EN PROFÉTICA. Tan cerca, tan lejos de Alejandro Meneses se presenta, finalmente, el próximo jueves 26 de enero en Profética, Casa de Lectura (3 sur 701). Participan con toda seguridad (si no se van a España o pierden su credencial de elector), Beatriz Meyer y Julio Eutiquio Sarabia. La editorial, Educación y Cultura, ha ofrecido que no faltará el vodka oso negro del cual era ombdusman el autor del libro.

Tuesday, January 17, 2006

¡¡¡¡EXTRA, EXTRA!!!! (Marianito voceador, el retorno)

Quiero anunciar una ceremonia que se realizará dentro de una semana, el jueves 26 de enero a las siete de la noche, en Profética (3 Sur esquina 7 poniente), la presentación del libro póstumo "Tan lejos, tan cerca", del excelente autor -profe, gurú, tlatoani- Alejandro Meneses (¡¿cómo te atreviste a irte?!). Lecturas y comentarios a cargo de la escritora Beatriz Meyer, del poeta Julio Eutiquio Sarabia, y de Mariano Morales, vicepresidente editorial del periódico Síntesis.
Es imperativo que la banda menesiana, y no sólo ella, sino todo Puebla,se congregue para este acto, donde se presentará un libro con cuentos inéditos (creo, no me hagan mucho caso) del mejor narrador que ha tenido esta ciudad, este país.
Repito la cita: Profética, jueves 26 de enero de 2006, siete de la noche, Alejandro Meneses, "Tan lejos, tan cerca". Es un homenaje a quien se lo merece tanto, y se hace obligatorio estar presentes.

Thursday, January 12, 2006

Wednesday, January 11, 2006

¿LETRAS O IMÁGENES?

Año nuevo y regresamos a la duda, si se prefiere la novela o la película o serie basada en ella. Ahora es el caso de Los miserables, del escritor francés Victor Hugo. Se han hecho varias películas, una en la década de los setenta, con Anthony Perkins como Javert -que, por cierto, no he visto- y otra en los noventa, con Liam Neeson (Valjean) y Greofrey Rush (Javert) bastante buena.
Acabo de ver una miniserie de seis horas con Gérard Depardieu (Valjean) y John Malkovich Javert), y me parece una excelente adaptación, muy apegada a la novela y con brillantes actuaciones. La recomiendo.
En cuanto al libro de más de mil páginas -edición Porrúa-, me pareció una manera original de escribir. Hay fragmentos donde pareciera que Victor Hugo envió a un grupo de personas por las calles de París para que espiaran cada movimiento de los personajes, y que luego escribieron "el autor de este libro dice..."
Para iniciar el año, recomiendo la miniserie y la novela de Los miserables. Las dos a la altura, excelentes tanto en el papel como en las imágenes.

Tuesday, January 03, 2006

MANUAL DE ZOOLOGÍA FANTÁSTICA.


Revisando entre los libros de mi papá, encontramos este manual, escrito por (¿pueden creerlo?) Jorge Luis Borges y Margarita Guerrero, de los Breviarios del Fondo de Cultura Económica –No. 125–, editado en 1957 y reimpreso en 1966 y1971. El libro habla sobre animales nacidos en las leyendas de diversos países, en la mente de escritores como C. S. Lewis, autor de Las Crónicas de Narnia, de Edgar Allan Poe, Franz Kafka. Animales vistos con formas diferentes por personas diferentes, como el basilisco, visto en forma de serpiente y de gallo, el centauro, minotauro, la esfinge.
Reproduzco el prólogo del libro, escrito por los propios autores, en enero de 1954.

“A un chico lo llevan por primera vez al jardín zoológico. Ese chico será cualquiera de nosotros o, inversamente, nosotros hemos sido eses chico y lo hemos olvidado. En ese jardín, en ese terrible jardín, el chico ve animales vivientes que nunca ha visto; ve jaguares, buitres, bisontes y, lo que es más extraño, jirafas. Ve por primera vez la desatinada variedad del reino animal, y ese espectáculo, que podría alarmarlo u horrorizarlo, le gusta. Le gusta tanto que ir al jardín zoológico es una diversión infantil, o puede parecerlo. ¿Cómo explicar este hecho común y a la vez misterioso?
Podemos, desde luego, negarlo. Podemos pretender que los niños bruscamente llevados al jardín zoológico adolecen, veinte años después, de neurosis, y la verdad es que no hay niño que no haya descubierto el jardín zoológico y que no hay persona mayor que no sea, bien examinada, neurótica. Podemos afirmar que el niño es, por definición, un descubridor y que descubrir el camello no es más extraño que descubrir el espejo o el agua o las escaleras. Podemos afirmar que el niño confía en los padres que lo llevan a ese lugar con los animales. Además, el tigre de trapo y el tigre de las figuras de la enciclopedia lo han preparado para ver sin horror al tigre de carne y hueso. Platón (si terciara en esta investigación) nos diría que el niño ya ha visto al tigre, en el mundo anterior de los arquetipos, y que ahora al verlo lo reconoce. Schopenhauer (aún más asombrosamente) diría que el niño mira sin horror a los tigres porque ignora que él es los tigres y los tigres son él o, mejor dicho, que los tigres y él son de una misma escencia, la Voluntad.
Pasemos, ahora, del jardín zoológico de la realidad al jardín zoológico de las mitologías, al jardín cuya fauna no es de leones sino de esfinges y de grifos y de centauros. La población de este jardín debería exceder a la del primero, ya que un monstruo no es otra cosa que una combinación de elementos de seres reales y que las posibilidades del arte combinatorio lindan con lo infinito. En el centauro se conjugan el caballo y el hombre, en el minotauro el toro y el hombre (Dante lo imaginó con rostro humano y cuerpo de toro) y así podríamos producir, nos parece, un número indefinido de monstruos, combinaciones de pez, d epájaro y de reptil, sin otros límites que el hastío o el asco. Ello, sin embargo, no ocurre; nuestros monstruos nacerían muertos, gracias a Dios. Flaubert ha congregado, en las últimas páginas de la Tentación, todos los monstruos medievales y clásicos y ha procurado, sus comentadores nos dicen, fabricar alguno; la cifra total no es considerable y son muy pocos los que pueden obrar sobre la imaginación de la gente. Quien recorra nuestro manual comprobará que la zoología de los sueños es más pobre que la zoología de Dios.
Ignoramos el sentido del dragón, como ignoramos el sentido del universo, pero algo hay en su imagen que concuerda con la imaginación de los hombres, y así el dragón surge en distintas latitudes y edades. Es, por así decirlo, un monstruo necesario, no un monstruo efímero y casual, como la quimera o el catoblepas.
Por lo demás, no pretendemos que este libro, acaso el primero en su género, abarque el número total de los animales fantásticos. Hemos investigado las literaturas clásicas u orientales, pero nos consta que el tema que abordamos es infinito.
Deliberadamente, excluimos de este manual las leyendas sobre transformaciones del ser humano: el lobisón, el werewolf, etc.
Queremos asimismo agradecer la colaboración de leonor Guerrero de Coppola, de Alberto D’Aversa y de Rafael López Pellegri.

J.L.B.
M.G.

Martínez, 29 de enero de 1954.

FIN DE VIAJE.

El título de la primera novela de Virginia Woolf, publicada en 1915. Inicia con una caminata donde Helen Ambrose reprime el llanto, aferrada a una baranda junto al puente. Trata sobre un viaje por mar –el que, seguro, ella no quería hacer, aunque nunca se aclara si esa es la causa de su llanto–, desde Inglaterra hasta una colonia imaginaria en Sudamérica, llena de ríos y una vegetación exhuberante. Los protagonistas, la familia Ambrose y su sobrina Rachel, inician el viaje en un bote, en el que “dan un aventón” al matrimonio Dalloway, que aparecería en una novela posterior, y se instalan en una villa cercana a un hotel, donde Rachel conoce a Terence, un joven del que se enamora y piensan casarse. En la estadía entre villa y hotel, Woolf introduce varios personajes, a los que a veces se refiere con el nombre, y a veces sólo con el apellido. La novela termina con los huéspedes comentando la muerte de Rachel, a causa de una enfermedad adquirida en el viaje, que se manifiesta con fiebre y delirios, entreteniéndose en otras actividades.
A lo largo de la novela, lo que persiste es el análisis de la psicología de los personajes por medio de otros. Además, una atmósfera un tanto aristócrata, pláticas acerca de política, de la elección de estudios y comparación entre Inglaterra y el lugar en América, del clima o las causas de la enfermedad de Rachel.
En lo personal se me dificultó un poco la lectura del libro, por ser tantos los nombres que se introducen a lo largo de la trama, por referirse a los personajes de manera diferente. Y creo que un final más adecuado hubiera sido uno acerca de la familia Ambrose, y no el que se refiere a los huéspedes jugando ajedrez en un salón del hotel.
De cualquier manera me parece un libro recomendable, en el que tal vez la edición (Caralt–BUC) no ayudó mucho a la lectura.

Thursday, December 22, 2005

ATMÓSFERAS GEMELAS.


Hoy quiero comparar dos canciones –excelentes canciones– de dos de mis compositores favoritos, a mi parecer los mejores cantautores latinos, junto con Franco de Vita: “Bar”, contenida en el nuevo disco de Ricardo Arjona, “Adentro”, y “La flor del frío”, de Robi Draco Rosa, canción de 1996 del disco “Vagabundo”.
En ambos temas se recrea un bar a media luz, tabaco y rostros hechos de sombras. En los dos un cantante actua en el lugar. Una canción recurrente (Bar), junto a otra que es la única que tiene el cantante y cada noche la interpreta (La flor del frío).
Ricardo Arjona habla de una mujer quue siempre lo escuchaba cantar, de la que él se enamoró. Un día ella no regresó. Él sigue en la vieja tarima, consumiéndose, perdiendo la voz. tal vez el bar sólo esté a medias, muy pocos siguen yendo a oír al hombre que se apoya en el piano para no caer.
Robi Draco también actúa detrás de un piano. Él sólo canta una canción y la escasa gente le aplaude. Él también habla de un amor, dos personajes que se esconden entre las paredes de una casa, señalados, luego perdonados. En este tema imagino a dos hombres escondiéndose, tal vez Rimbaud y Paul Verlaine, dado los gustos literarios de Draco. En este caso, la atmósfera del bar es perfecta, aderezada por la melancólica y, podría decirse, si la comparamos con los cánones, desafinada voz de Draco, unas rechiflas al inicio de la canción y escasos aplausos al final.
La atmósfera que rodea a la de Ricardo Arjona es menos densa y creo que se rompe un poco al mencionar el nombre de la mujer ausente: Dolores.
En ambos casos excelentes canciones, cantautores talentosísimos, cada uno en su estilo.
Otros discos de Robi Draco Rosa: Frío, Libertad del alma, Mad Love, Songbirds and Roosters. Ricardo Arjona: Galería Caribe, Solo, Vivo, Animal Nocturno, Historias.

Monday, December 19, 2005

RECOMENDACIÓN.

Hoy quiero recomendarles el nuevo disco de Ricardo Arjona, "Adentro". En especial, la canción "Bar", es un excelente trabajo de composición. Recrea atmósferas llenas de humo, de velas apagadas. Primordialmente es una canción sobre el tiempo, sobre una mancha que ocupa una silla, el lugar de una persona que un día no llegó a escuchar cantar al personaje y que aún no ha vuelto.
Otro tema interesante es el de "Mojado", que habla sobre los indocumentados que cruzan la frontera hacia Estados Unidos. En esta canción participa el grupo Intocable.
Un buen disco, y los dejo con trozos de mi canción preferida: "Y allí se sentaba ella, allí se enamoró de mí, allí en esa silla ella, un día se aburrió de mí..."

Wednesday, December 14, 2005

FIN DE AÑO.


Es buen tiempo para pensar un poco y escribir otro tanto sobre lo que nos trae cada fin de año. Dirán, sí, trae paz, niños comiendo dulces azulosos, familias alrededor de una mesa cundida, árboles iluminados de los que cuelgan esferas rojas y plateadas, guirnaldas colgando de nuestra puerta y bailes desde el anochecer hasta que el cielo tiene pincelazos anaranjados. O lo anterior, exceptuando la mesa, el baile, los dulces, los árboles y las guirnaldas: sólo la compañía de los padres, hijos, primos, abuelos, amigos...
A veces el fin de año es la duplicación de nuestra soledad.
Las fiestas de fin de año traen rostros que viven en otra dimensión, cuya puerta de acceso es un epitafio en la cripta, un pequeño compartimento encerrado dentro de la iglesia, una fotografía en la repisa. Nos humedecen los ojos y cierran la garganta, nos estrangulan por dentro. Esperan que dibujemos una imitación de sonrisa, que nos sumerjamos en piscinas de sidra y vodka, que, a solas, la sonrisa estalle al no poder congelarse un segundo más en nuestro rostro.
Y es a solas cuando llegan esas visitas transparentes, las personas hechas de sales de plata emergen de fotos, se posicionan dentro de la cabeza y repiten momentos en nuestra compañía: caminar de madrugada en busca de un taxi, pláticas entre vasos llenos de refresco y alcohol, lectura de historias metidas en papel tamaño carta. Nos hacen sentir de nuevo que nos necesitan, les llevamos un libro hasta el sillón, las ayudamos a ponerse en pie, ofrecemos nuestros brazos para que no regresen al suelo, sonreímos ante lo que ya no puede leer ni caminar, ante quien ya no está y no volverá a estar nunca; aunque nuestra mente los forjara de agua y tierra, ¿qué haríamos? Un maniquí que no podría responder a nuestros brazos abiertos, a los hola suspendidos como plumas en el aire.
Trae, repito, los ojos húmedos y el rostro deformado, el querer cerrar la puerta para que los trineos se estrellen en el jardín; ganas de mutilar los cuernos de los renos, el marfil en elefantes, la joroba del camello y golpear con martillos la herradura en los caballos, convertir cada esfera en pedacitos brillantes, bajo los zapatos, de estar acompañados por nuestra sombra y no felicitar a nadie (¿por qué?), de que la arena en los relojes caiga hacia arriba, las manecillas giren a la izquierda y que esos cuerpos vuelvan a tener peso y volumen, que el sol los duplique de nuevo sobre los adoquines y sus pasos generen eco a nuestro lado.
El fin de año también es ganas de apagar el día e incinerar pétalos rojos. De visitar las regiones oscuras que, a decir de varios, ocupan nueve planos por debajo de la tierra. Quedarnos allí, levantando mantas hechas de pelusa para buscar caras surcadas de sol y tiempo, otras apresadas entre anteojos rectangulares. Preguntando a cada persona dónde están, si los han visto leyendo con los pies apoyados en una mesa y el bastón al lado, o en un bar de fuentes secas y televisores encendidos en canales de música. Conteniendo el aliento y la decepción al ver majillas de calcio y dientes como estacas, no encontrar a quienes esperábamos.
A veces, en los casos más extremos, aumentan las ganas de abrir el propio cuello y dejar que esa pesadez invada la atmósfera, liberar los sollozos para que vayan a disolverse a un río; jalar del gatillo, apretar el nudo, respirar agua para después volver a esos mismos rostros, a verlos. Allí, se podría pensar, sí los saludaremos, nos meteremos en su abrazo y nuestros ojos se unirán a su mirada... ¿y si no es así? ¿Si flotáramos hechos nubes, alejados por los continentes, el ecuador y los usos horarios? ¿Valdría la pena?
Debe pensarse que la noche de San Silvestre no sólo es la muerte de un lapso de 365 días; también podría convertirse en la muerte de tejidos y músculos, en la nota sensacionalista de la sección policiaca, en la reafirmación de que la escencia, el soplo que habita este frasco en constante descomposición llamado cuerpo, hace tiempo que se evaporó.

Tuesday, December 13, 2005

¿NOVELA O PELÍCULA?


La mayoría de las veces, si no es que todas, las novelas adaptadas a la pantalla grande resultan bastante alejadas de la idea impresa en el libro. Cuántas no se han hecho de Drácula o Frankenstain, donde ambos personajes son hasta cierto punto caricaturescos, siempre mostrando los colmillos, abriendo la capa o caminando como si tuvieran una tabla en la espalda.
En el caso de la novela de Mary Shelley, que por cierto, antes de leer nunca me hubiera imaginado que fue escrita por una mujer, pues creo que no eran los temas comunes manejados por las mujeres en el siglo XIX, la película más apegada a la novela es la protagonizada por Robert de Niro y Kenneth Branagh en 1994. El director y actor inglés nacido en 1960 logra una atmósfera gris, opresiva, completamente tétrica, creo, mayor que la que rodea a la historia en la novela. Cambia algunos detalles, por ejemplo, la muerte de Justine, en la novela es ejecutada por la muerte del hermano menor de Víctor. Su muerte en la película es más atroz: imagínense un salto en bunjee sin resorte, donde la persona es asegurada por el cuello. La escena es terrible: la turba se apodera de la chica, la llevan hasta la azotea de la prisión, y la lanzan con un nudo en el cuello. Su cuerpo pende unos instantes, ante la mirada de su madre, Víctor y Elizabeth, y las pedradas que lanzan manos anónimas, personas que la creen asesina de un niño de seis o siete años.
Otra parte que difiere con la trama del libro, es el renacimiento de Elizabeth, quien desde antes del ataque de Robert de Niro, el monstruo creación de su novio, era vestida y peinada de una manera muy tétrica: el maquillaje pálido contrastando con un cabello ensortijado y en desorden, los vestidos de colores cenizos, cada detalle apuntalando esa atmósfera deprimente, que culmina con Branagh bailando con algo similar a un maniquí remendado y sin peluca, gira entre escenas del baile de despedida, antes de partir hacia la universidad: Elizabeth recién nacida.
Tanto libro como película encierran lo mismo: ¿qué se hace ante algo que se quería, se consiguió, y ahora no sabemos para qué sirve? La escena en que Branagh y de Niro se sostienen en un salón inundado de líquido amniótico, de Niro desnudo y Branagh casi, Víctor para poner de pie a su creación, la que luego cuelga entre cadenas, aparentemente muerto. Kenneth Branagh lo mira exhausto, hace algunas anotaciones en su diario. Ya tiene lo ansiado por tanto tiempo, lo que su obsesión por la muerte lo motivó a crear... ¿y ahora qué?
Excelente película, magníficas actuaciones –incluyendo escenas hechas para el beneplácito de las admiradoras de Robert de Niro y Kenneth Branagh–. En lo personal, prefiero la película; donde la atmósfera está perfectamente lograda.

Thursday, December 08, 2005

¿A DÓNDE IRÁ?


A veces quisiera seguir la tapia, averiguar hasta dónde está el final, dónde me llevará. Sentir los adobes deshaciéndose entre mis dedos, pegados a la pared, a su rugosidad, sin pensar en lo que dejo atrás, o si tengo que volver.

Tuesday, December 06, 2005

EXTRA, EXTRA!!!!!!!!! (Marianito voceador)

Imperativo comprar el último número de la revista Crítica, de la Universidad Autónoma de Puebla, y la de Erinias, de la Escuela Libre de Psicología. En la primera, aparece un cuento de Alejandro Meneses, Una noche en Cholula. Además, el famosísimo cuento El Caso Max Power, del famoso escritor poblano-chilango Alejandro Badillo. Ambos muy recomendables.
En Erinias, una entrevista sobre su visión de la literatura, y un artículo pequeño, sobre la muerte, escrito por él mismo.
Y quién lo pensaría. De cualquier manera uno muere, de hecho es lo único que se tiene seguro cuando se patalea por primera vez fuera de la matriz. Pero nunca se imagina que tan joven, ni las circunstancias.
Perdón, la melancolía nos gana en estas fechas; las ausencias, los huecos que no se pueden llenar con nada, con nadie. De hecho creo que es lo único que está presente al 100%, ni las luces, ni los regalos o la comida, tal vez ni siquiera los buenos deseos. En cada lugar siempre hay lágrimas y el consabido, lugar común de novelas, nudo en la garganta, que creo yo no llega a explicar la masa sólida que aprisiona por dentro del cuello.
Bueno, celebren mucho, beban bastante, lloren un poco y compren las dos revistas.

Thursday, December 01, 2005

CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA.


Hace poco vi de nuevo una película llamada Azahares para tu boda, de 1950. Se trata de un dramón kilométrico donde la historia empieza antes de la revolución, y termina alrededor de la época en que fue filmada. Para no hacer el cuento largo, se trata de los impedimentos que una pareja tiene para casarse –por ejemplo diferencias de credo, pues él, Eduardo Noriega, no cree en el matrimonio por la iglesia–. Total que nunca se casan, ella, Marga López, envejece cuidando a sus padres y al final, él muere en casa de ella.
Algo común, pero recién descubrí que además está mal hecha. Sí, de veras, pues a lo largo de la película se dan múltiples referencias históricas, como el inicio de la Revolución –en la que participa el novio de Marga–, la guerra civil española, de mediados de los 30’s, la intervención estadounidense en la Segunda Guerra Mundial –y con ellos el escuadrón 201 mexicano–, a finales de 1941.
Lo inverosímil llega al ver la caracterización de los actores. Al momento de la guerra española, los personajes han tenido un envejecimiento de aparentemente 40 años, cuando según el inicio de la historia, sólo han pasado unos 25 años. Además, en ese momento de la historia, un grupo de niños juega en la calle con Joaquín Pardavé, y su vestuario es completamente de los años cincuenta: pantalones de pinzas, un poco anchos, algunos con tirantes.Saludos y seguiremos descubriendo detalles en las películas.

EL PERFUME.


Del autor Patrick Süskind, la novela El Perfume, de 1985. Aunque ya había tenido algunos comentarios sobre ella, apenas tuve la oportunidad de leerla. A lo largo del libro están presentes los olores, siempre los olores, ya sean agradables o desagradables, como de jazmines, rosas, pescado, queso o sudor, se hace constantemente referencia a los aromas. El personaje, un hombre dotado de olfato biónico, al principio es un niño a quien no aceptan ni las nodrizas, por la absoluta falta de un olor corporal. Luego se emplea como aprendiz de perfumería. En la mayor parte del libro se mencionan diversos métodos para extraer el perfume a flores y otras plantas, como la destilación al principio, y la absorción por medio de grasa de cerdo y vaca hacia el final.
El personaje, Jean–Baptiste Grenouille, guarda en su memoria cada olor, de lo que se vale para pedir empleo a Baldini, maestro perfumero, como su aprendiz. Elabora e imita perfumes ayudándose de la extensísima base de datos que guarda en el cerebro. Comete su primer asesinato antes de llegar con Baldini, aproximadamente a los quince años de edad, cuando trabajaba con Grimal, curtidor de pieles. Llega hasta el otro lado del Sena atraído por una fragancia nunca antes percibida, emanada por una muchacha que pela ciruelas amarillas en la oscuridad. Y le aprisiona el cuello hasta que ella deja de respirar, para después olfatearla.
Unos siete años después –los cuales pasa en una caverna de la montaña, después de renunciar al puesto con Baldini, huyendo del olor de los seres humanos–, llega a su nariz un perfume similar al de aquella muchacha. Es una niña a la que planea quitarle el olor en dos años más, cuando madure. En tanto se emplea con una viuda y continúa aprendiendo el oficio. Ahora está obsesionado por tener un aroma, pues su cuerpo carece de él por completo. Para elaborar su preciado perfume mata a dos docenas de doncellas antes de asesinar a la elegida, aunque su padre la lleva fuera de la ciudad.
La novela termina con la muerte de Grenouille a su regreso a París, quien en posesión del perfume largo tiempo deseado, se planta en medio de un grupo de hombres y mujeres que, atraídos por el olor, el cual les induce a estimar y desear al personaje, lo destrozan, comen su carne y pelean por tener un trozo de su ropa.
Después de la muerte de la última doncella, la principal, lo descubren y justo antes de la ejecución en una cruz, tanto autoridades como población terminan amándolo, deseándolo –lo que logra que él pierda el conocimiento, pues se da cuenta que nunca tendrá un olor propio, y esa falta de olor lo asfixia–, retirando todos los cargos, vaya hasta el padre de la víctima principal lo lleva a su casa y le ruega ser su hijo. Así se rindieron ante el perfume elaborado con la última escencia de las veinticinco doncellas.
La ejecución hubiera estado fuera de la atmósfera, llena de oscuridad y discreción que rodean al personaje, de olores. En todo momento lo primordial fueron los olores: el olor lo salvó la primera vez, el olor movió a otras personas a matarlo, el olor fue la motivación para asesinar, fue parido entre olores y él, era el único que carecía por completo de un perfume.
Una novela excelente, una primera novela de este autor alemán que recomiendo leer, que se ha convertido en otra de mis favoritas.

Monday, November 28, 2005

AMORES DE SEGUNDA MANO.

Hace poco tuve la oportunidad de leer el libro Amores de segunda mano, del autor Enrique Serna. Me lo prestó una amiga –gracias Maribel–, después de que ya me habían platicado de la obra. Once cuentos en los que los personajes, por así decirlo, se resignan a no tener algo que ansiaban, y terminan conformándose con algo más.
En el cuento inaugural, El alimento del artista, la voz narrativa es la de una mujer que, al principio, actúa una relación sexual ante el público, y termina teniendo relaciones verdaderas a la vista del hombre que la escucha, y le pide que por lo menos aplauda cuando terminen. Los relatos que más me sorprendieron, Hombre con minotauro en el pecho y La extremaunción. En el primero, un niño llega a pedirle un autógrafo a Picasso. Él pensó, como al final sucedió, que alguien querría comerciar con la firma si la estampaba en cualquier papel, así que le dibujó un minotauro en el pecho. No se atreverían a vender al niño. Pero se equivocó, pues durante algún tiempo el minotauro fue expuesto y visto por mucha gente, comprado por personas que odiaban el arte. Al final, nos enteramos que el personaje está narrando su desgracia desde prisión, pues borró el autógrafo de Picasso –creyó que era dueño de su cuerpo–, que ya se había convertido en patrimonio del pueblo por ser una obra artística.
En La extremaunción, el personaje es un sacerdote que en el pasado intentó casarse con la sobrina de una moribunda quien, más que oponerse, sedujo al personaje, para después correrlo pretextando que él había sido quien intentó seducirla. Al final, en vez de recibir la extremaunción, la mujer muere después de que el sacerdote tiene un encuentro sexual con ella y le hace saber que esa es su extremaunción.
Eufemia es un cuento de decepciones amorosas, en el que el personaje, una sirvienta que estudia mecanografía y aspira a ser la mejor secretaria, se enamora del hombre que repara la máquina de escribir que le presta su patrona. Él la deja después de prometerle matrimonio. Ella viaja por diferentes poblaciones haciendo escritos y cartas. El relato empieza y termina con dos aspectos de la misma escena: al inicio, Eufemia escribe una melosa carta que intenta dictarle una muchacha enamorada de un soldado, y al final, él recibe la noticia del abandono de la muchacha. Ya que perdió el amor, Eufemia se conforma con el sentimiento de amargura que le quedó.
Los textos que completan Amores de segunda mano son: El desvalido Roger, La última visita, Borges y el ultraísmo, Amor propio, El coleccionista de culpas, La noche ajena –un original relato sobre cómo se le oculta a alguien que es ciego– y La gloria de la repetición.
Es un libro muy ameno, el cual recomiendo leer.

Saturday, November 26, 2005

MESA REDONDA CON DRACO ROSA.

Una entrevista que encontré, de uno de mis cantantes favoritos. Tomada del diario El Nuevo Día, de Puerto Rico. 22 de octubre de 2005.

Había grabadora, libreta y cámaras. Pero esta vez las preguntas no las hizo un periodista, sino un grupo de empleados y amigos de El Nuevo Día, que se reunieron ayer en la redacción de este diario para participar de una mesa redonda con el cantante Draco Cornellius Rosa. A tan sólo horas de comenzar una nueva función de su concierto Draco Live, que repite esta noche, el cantante conversó sin parar.
¿Cómo te sientes con esta nueva serie de conciertos?
Tocar en el Centro de Bellas Artes ha sido extraño y positivo. Desde pequeño estuve ahí con Menudo y regresar ahora es como llegar a la Luna. Esta será la última vez que toque en mucho tiempo, porque me voy a grabar y decidí no regresar hasta el 2007 ó 2008.
¿Cómo comparas la experiencia de estar en una sala pequeña como el Centro de Bellas Artes y un coliseo?
A veces me deprimen los coliseos, aunque la última vez la pasé muy bien. Siempre queda cierto vacío porque hay mucha gente y uno no puede verlos a todos. En Bellas Artes puedo mirar los ojos de la gente y eso se siente bien.
Después de hacer la película “Salsa”, ¿tienes planes de regresar al mundo del cine?
“En esa película conocí a mi esposa, la pasé bien y luego seguí un camino complicado. Es curioso, porque hace un tiempo me llamó el director Robert Rodríguez y hablamos de su visión. Tenemos una mentalidad similar y sí me interesa hacer algo. Estamos comunicándonos, porque hay un proyecto con Quentin Tarantino y otras cosas, pero estamos decidiendo qué se va a hacer.
¿Por qué el cambio de nombre de Robi a Draco?
De pequeño me nombraron Robert Edward y lo encontré extraño. Hace muchos años me enteré que hay maneras de cambiar los nombres y así lo hice. Antes de diciembre 6, cuando salga mi nuevo dvd voy a hacer un ritual para- sin ser muy mórbido- enterrar a Robi. Voy a resucitar a Draco, pues hay mucha gente- incluyendo mis hijos- que simplemente me conocen como Draco. Mi pasaporte, mi licencia y certificados están bajo Draco. Mis padres no se molestaron con el cambio porque sigo siendo Rosa.
A muchos artistas no les gusta mezclarse con la política, ¿porqué a ti te interesa el tema?
Es algo natural, siempre he sido bastante sincero. Si veo alguna injusticia soy el primero que me paro a protestar. Muchas veces pierdo oportunidades, pero tu espíritu no te lo pueden quitar y eso para mí no tiene precio.
Si una organización te hiciera un acercamiento para luchar por el ideal de Puerto Rico o las causas que crees, ¿trabajarías con ellos?
Todo depende de si encuentro un aliado con quien pueda sentir confianza. Solo no me atrevo caminar por esos mundos porque soy muy radical, por supuesto sin violencia. Por eso necesitaría el apoyo de otras personas para todo lo que tenga que ver con “the land of Borinquen”.
¿Cómo percibes a Puerto Rico desde la distancia?
Es difícil... con la muerte de Filiberto me llamaron cuando comenzó el rumor en la radio y estaba pendiente. Después que él murió mi hijo Revel me preguntó quién era Filiberto y fue la primera vez que lloré frente a mi nene mayor. Esa situación me mata adentro y por supuesto que desde lejos el País me mueve mucho. Es lo único que uno tiene.
Por poner un ejemplo, uno va a Singapur sabiendo que se han hecho estudios comparativos sobre la realidad de la colonia. Regreso y en mis locuras digo... ¿cómo va a ser que con tanta gente inteligente todavía seamos una colonia? No creo en ser completamente independiente de un sistema. Nos necesitamos, no creo en caminar solos. El Che se equivocó cuando se fue solo a Bolivia y lo mataron, pero tampoco creo en el sistema actual. ¿La solución? No la tengo, pero espero estar vivo y ver que vamos a trascender esta realidad.
¿Tienes algún proyecto creativo actual relacionado a las artes visuales?
Me interesa apoyar el arte. Estoy un poquito frustrado con un museo en Puerto Rico pues hicimos gestiones para que trajeran la obra del artista Jean- Michel Basquiat, quien tiene un trabajo impresionante. No se ha hecho nada aún cuando su exposición está viajando por el mundo, pero la burocracia de estos lugares no lo ha permitido.
¿Has tenido oportunidad de escuchar el nuevo disco de Ricky Martin?
No lo he escuchado y dudo que lo vaya a escuchar. No es nada personal, simplemente porque tampoco he escuchado lo último de U2. Hay gente que hace música por unas razones, para lograr ciertas cosas... Le deseo lo mejor, pero simplemente es algo que no voy a hacer. No escucho música contemporánea, del reggaetón lo único que reconozco es Tego Calderón, Voltio y Residente Calle 13.
¿Cómo cambió tu vida al ser padre?
Mucho, con esto de la mortalidad uno piensa más las cosas. Por otra parte, me interesa mucho expandir la familia. Ahora no es el momento, porque para la mujer puede ser muy difícil, pero sí me encantaría tener 10 ó 15 hijos.
¿Tus hijos te han preguntado que significan sus nombres?
Ellos lo entienden muy bien porque es positivo. Revel significa revelación, no es de rebeldía. El segundo, Redamo proviene del latín y significa el regreso del amor.

EN LA INTERNET.

Revisando algunas páginas, me encontré de nuevo con una muy interesante, que ya había visto en ocasiones anteriores: www.aviondepapel.com En ella hay varios artículos sobre escritores, Poe, García Márquez, entre otros. Hoy quiero recomendárselas y aunque para la literatura no existe ninguna receta o fórmúla mágica, creo que es una buena guía para quienes quieren quebrarse un poco la cabeza, sentarse ante una hoja sin habitantes.
Aquí un fragmento de lo que se puede encontrar en esta página:

Los primeros vuelos literarios acaban en aterrizajes forzosos llenos de abstracciones. El piloto entra en la cabina del avión y se sienta frente a un cuadro de mandos lleno de lucecitas de imaginación y de manivelas de prisas que desembocan en sustantivos y verbos abstractos, en lugar de contar y atrapar mil palabras con una imagen empática.
Al piloto novel le entra vértigo de mirar hacia la literatura visual desde lo alto de la cabina, tanto que no cuenta su historia, sino que la explica y la llena de reflexiones, sin mostrar en una escena las manías del personaje, sus obsesiones, su entorno.
Los vuelos previos están sobrecargados de verbos sin contenido, en lugar de verbos de acción; los primeros párrafos deben llenarse de objetos y colores, de acciones y detalles peculiares que hagan que el lector sobrevuele la ficción contada.
Tal y como lo narra la metáfora de Michael Ende en "Una historia interminable", donde su protagonista era absorbido por el libro mientras leía. Así deberían ser los textos literarios, así tiene que sentirse el lector: entusiasmado por la lectura, con el piloto automático puesto y volando ante el placer de la ficción.
La literatura es un arte dirigido al sentido de la vista para evocar mediante palabras lo que no se escucha, lo que no se huele, lo que no se saborea. El discurso visual atrapa con palabras, entra por los ojos y se derrama por el resto de sentidos.
"Mientras cose, una madre descubre que su hijo ha madurado". Esta reflexión no es literatura. Todos los manuales de futuros aviadores recogen una escena de "Cien años de Soledad" de Gabriel García Márquez, quien muestra -no explica- cómo una madre descubre un día cómo su hijo abandona la pubertad. El escritor colombiano nos regala este fragmento mágico lleno de objetos, acciones y sensaciones:
Sentada en el mecedor de mimbre, con la labor interrumpida en el regazo, Amaranta contemplaba a Aureliano José con el mentón embadurnado de espuma, afilando la navaja barbera en la penca para afeitarse por primera vez. Se sangró las espinillas, se cortó el labio superior tratando de modelarse un bigote de pelusas rubias, y después de todo aquello quedó igual que antes, pero el laborioso proceso le dejó a Amaranta la impresión de que en aquel instante había empezado a envejecer: -Eres idéntico a Aureliano cuando tenía tu edad -dijo-. Ya eres un hombre.
Las personas estamos acostumbradas a la imagen, porque se acerca y asemeja a la realidad y porque apenas exige contarla. Sin embargo, las palabras se asocian a los objetos tangibles que designan y por su ambigüedad, o por su contenido abstracto, no siempre muestran la realidad concreta a la que está acostumbrado el lector.
El cuento resuelve con palabras este problema, dado que de manera breve crea una ecuación literaria perpetua: a menor extensión mayor intensidad.
Julio Cortázar dedicó a Antoni Tàpies un cuento llamado Graffiti en el que el autor argentino muestra la desesperación y angustia de su personaje ahogado en ginebra. Cómo lo cuenta y con tal brevedad es uno de los regalos de la literatura:
Volviste al alba, después de que las patrullas ralearon en su sordo drenaje, y en el resto de la puerta dibujaste un rápido paisaje con velas y tamajales; de no mirarlo bien se hubiera dicho un juego de líneas al azar, pero ella sabría mirarlo. Esa noche escapaste por poco de una pareja de policías, en tu departamento bebiste ginebra tras ginebra y le hablaste, le dijiste todo lo que te venía a la boca con otro dibujo sonoro, otro puerto con velas, la imaginaste morena y silenciosa, le elegiste labios y senos, la quisiste un poco.
Grafitti, en Queremos tanto a Glenda de Julio Cortázar.
Así es, la estrechez de las ficciones crea intensidad en la historia narrada, y si no, no hay más que recordar aquellos cuentos maternales antes de acostarnos en los que parecía que estuviéramos viviendo las andanzas de Caperucita Roja y del Lobo Feroz, del Gato con Botas y del marqués de Carabás.
Esta es una de las grandes herramientas del oficio de aviador, sobrevolar la literatura con una buena visibilidad de palabra: personajes y lugares llenos de detalles peculiares, pequeñas acciones en menoscabo de las reflexiones, objetos cromáticos y palpables, párrafos llenos de olores y sabores.
Después de un vuelo previo, el buen aviador revisa sus textos con la ilusión de atrapar al lector en una imagen evocadora, sin la necesidad de mil palabras, de mil reflexiones. Con la certeza de pilotar con visibilidad.

Les deseo vuelos sin turbulencia.