Y un joven pidió: Háblanos de la amistad.
Y él contestó:
Vuestro amigo es la respuesta a vuestras necesidades.
Es el campo que sembráis con amor y cosecháis con agradecimiento.
Él el vuestra casa y vuestro hogar,
acudís a él con vuestra hambre y en busca de paz.
Cuando vuestro amigo revela su pensamiento, vosotros no temáis el “no” en vuestra propia mente ni retengáis el “sí”.
Y cuando él enmudece, vuestro corazón no cesa de escuchar el suyo;
porque, en la amistad, todos los pensamientos, todos los deseos, todas las esperanzas, nacen y se comparten con regocijo y sin alardes.
Cuando os alejéis de vuestro amigo, no sintáis aflicción,
lo que en él más se ama, quizá sea más claro en su ausencia, como la montaña lo es desde la llanura para el montañés.
Y no permitáis que exista interes alguno en la amistad, salvo la compenetración del espíritu.
Porque el amor que no busca sino la revelación de su propio misterio, no es amor, sino red centelleante que sólo al inútil pesca.
Y reservad lo mejor de vosotros para el amigo.
Si ha de conocer el flujo de vuestra marea, dejad que conozca también su reflujo.
No busquéis al amigo para matar las horas con él.
Buscadlo siempre para vivir las horas.
Porque sus horas son para colmar vuestras necesidades, mas no vuestra futilidad.
Y que en la dulzura de la amistad haya sonrisas y comunión de placeres.
Porque en el rocío de las cosas pequeñas, el corazón encuentra el frescor de sus mañanas.
Gibrán Jalil Gibrán, El profeta.
Friday, February 16, 2007
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