Thursday, December 01, 2005

EL PERFUME.


Del autor Patrick Süskind, la novela El Perfume, de 1985. Aunque ya había tenido algunos comentarios sobre ella, apenas tuve la oportunidad de leerla. A lo largo del libro están presentes los olores, siempre los olores, ya sean agradables o desagradables, como de jazmines, rosas, pescado, queso o sudor, se hace constantemente referencia a los aromas. El personaje, un hombre dotado de olfato biónico, al principio es un niño a quien no aceptan ni las nodrizas, por la absoluta falta de un olor corporal. Luego se emplea como aprendiz de perfumería. En la mayor parte del libro se mencionan diversos métodos para extraer el perfume a flores y otras plantas, como la destilación al principio, y la absorción por medio de grasa de cerdo y vaca hacia el final.
El personaje, Jean–Baptiste Grenouille, guarda en su memoria cada olor, de lo que se vale para pedir empleo a Baldini, maestro perfumero, como su aprendiz. Elabora e imita perfumes ayudándose de la extensísima base de datos que guarda en el cerebro. Comete su primer asesinato antes de llegar con Baldini, aproximadamente a los quince años de edad, cuando trabajaba con Grimal, curtidor de pieles. Llega hasta el otro lado del Sena atraído por una fragancia nunca antes percibida, emanada por una muchacha que pela ciruelas amarillas en la oscuridad. Y le aprisiona el cuello hasta que ella deja de respirar, para después olfatearla.
Unos siete años después –los cuales pasa en una caverna de la montaña, después de renunciar al puesto con Baldini, huyendo del olor de los seres humanos–, llega a su nariz un perfume similar al de aquella muchacha. Es una niña a la que planea quitarle el olor en dos años más, cuando madure. En tanto se emplea con una viuda y continúa aprendiendo el oficio. Ahora está obsesionado por tener un aroma, pues su cuerpo carece de él por completo. Para elaborar su preciado perfume mata a dos docenas de doncellas antes de asesinar a la elegida, aunque su padre la lleva fuera de la ciudad.
La novela termina con la muerte de Grenouille a su regreso a París, quien en posesión del perfume largo tiempo deseado, se planta en medio de un grupo de hombres y mujeres que, atraídos por el olor, el cual les induce a estimar y desear al personaje, lo destrozan, comen su carne y pelean por tener un trozo de su ropa.
Después de la muerte de la última doncella, la principal, lo descubren y justo antes de la ejecución en una cruz, tanto autoridades como población terminan amándolo, deseándolo –lo que logra que él pierda el conocimiento, pues se da cuenta que nunca tendrá un olor propio, y esa falta de olor lo asfixia–, retirando todos los cargos, vaya hasta el padre de la víctima principal lo lleva a su casa y le ruega ser su hijo. Así se rindieron ante el perfume elaborado con la última escencia de las veinticinco doncellas.
La ejecución hubiera estado fuera de la atmósfera, llena de oscuridad y discreción que rodean al personaje, de olores. En todo momento lo primordial fueron los olores: el olor lo salvó la primera vez, el olor movió a otras personas a matarlo, el olor fue la motivación para asesinar, fue parido entre olores y él, era el único que carecía por completo de un perfume.
Una novela excelente, una primera novela de este autor alemán que recomiendo leer, que se ha convertido en otra de mis favoritas.

1 comment:

Judith Castañeda said...

Por favor, ni un comentario acerca de la fea botellita que ilustra tan memorable libro.