Tuesday, December 01, 2009

LAS CINCUENTA Y UN RUTAS


Con gemidos y gritos, con palabras que se saborean sobre la lengua y pétalos en la piel. A solas o en compañía de otro cuerpo, ajeno ayer y mañana, nuestro durante esa pizca de segundo, como una pierna o un brazo. Así empieza a deshacerse de la modorra el orgasmo.
Épocas antiguas han puesto manchas sobre él, tildándolo de maligno y hasta de diabólico. La ciencia lo ha hecho objeto de estudios psicológicos, antropológicos, entre otros.
Es una sensación difícil de amoldar a las palabras. La narrativa, la poesía, lo intentan desde la literatura. Y es en este terreno donde se inscribe la Antología mínima del orgasmo, editada bajo el sello de Ediciones intempestivas, editorial independiente avecindada en el estado de Nuevo León. Vía internet, los editores –Héctor Alvarado y Livier Fernández– convocaron a sesenta escritoras para que abordaran el tema del orgasmo “desde la poesía, la descripción, la crónica, el cuento… o cualquier otra forma que expresara en una cuartilla inédita ese imprevisible momento en que se densifica la vida”.
A la cita acudieron cincuenta y un autoras de países y generaciones distintas. Ana Clavel, Coral Aguirre, Elena Méndez, Elia Martínez Rodarte, Eve Gil, Guadalupe Ángeles, Lina Zerón, Matilde Pons, Odette Alonso, entre otras, llevaron el orgasmo femenino a poemas, historias, descripciones, una nota de disculpa, y hasta líneas interactivas que nos hacen buscar videos en Youtube.
En la antología existe un mapa donde figuran diversas carreteras y puntos de encuentro. Entre tapas color hueso y dos ilustraciones de Erika Kuhn, más de un texto transita los descubrimientos de la infancia. De las plumas de Eve Gil y Magali Velasco nacen personajes que confían sus recuerdos de niña: la poltrona de la abuela, un juguete de peluche, exploraciones y despedidas. En ambos cuentos se vislumbra esa vieja mancha que aún persiste: ocultarse de las miradas –“mientras mi abuela estaba inmersa en sus “novelas”, se me hizo hábito resbalarme”– o cambiar de nombre a esa “innombrada zona” del cuerpo –“Entre risas y gritillos ahogados comparábamos su cola, como le llamábamos a la vagina”.
La mancha de lo prohibido va tomando distancia. En algún cuento se echa de menos, pues con ella se esfumaron los orgasmos dentro del confesionario. Otros ignoran su existencia: Heteroflexible, de Elena Méndez, y Juego de muñecas, de la veracruzana Orfa Alarcón, por ejemplo. Frente a estos textos me atrevería a asegurar que la mancha se cubre los ojos y se pone roja. Y es que aquí el orgasmo se muestra de frente, a través de frases como “Me vine como a los dos minutos” o “una voz en mi cabeza decía trío”, en una atmósfera donde el antro gay y la fecha “ridícula” de globos y rosas apuntalan la idea del sexo sin ataduras, incluso sin amor.
Juegos donde ninguna preposición se repite, poemas con silueta de flor o ajustados a una canción de José Alfredo Jiménez, viajes, a veces sin retorno, añaden puntos a este mapa de cincuenta y un rutas.
La Antología mínima del orgasmo se presentará en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2009, salón Elías Nandino, el día 4 de diciembre a las 13:00 hrs., con la participación del escritor Alberto Ruy Sánchez y algunas de las autoras.

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