El título de la primera novela de Virginia Woolf, publicada en 1915. Inicia con una caminata donde Helen Ambrose reprime el llanto, aferrada a una baranda junto al puente. Trata sobre un viaje por mar –el que, seguro, ella no quería hacer, aunque nunca se aclara si esa es la causa de su llanto–, desde Inglaterra hasta una colonia imaginaria en Sudamérica, llena de ríos y una vegetación exhuberante. Los protagonistas, la familia Ambrose y su sobrina Rachel, inician el viaje en un bote, en el que “dan un aventón” al matrimonio Dalloway, que aparecería en una novela posterior, y se instalan en una villa cercana a un hotel, donde Rachel conoce a Terence, un joven del que se enamora y piensan casarse. En la estadía entre villa y hotel, Woolf introduce varios personajes, a los que a veces se refiere con el nombre, y a veces sólo con el apellido. La novela termina con los huéspedes comentando la muerte de Rachel, a causa de una enfermedad adquirida en el viaje, que se manifiesta con fiebre y delirios, entreteniéndose en otras actividades.
A lo largo de la novela, lo que persiste es el análisis de la psicología de los personajes por medio de otros. Además, una atmósfera un tanto aristócrata, pláticas acerca de política, de la elección de estudios y comparación entre Inglaterra y el lugar en América, del clima o las causas de la enfermedad de Rachel.
En lo personal se me dificultó un poco la lectura del libro, por ser tantos los nombres que se introducen a lo largo de la trama, por referirse a los personajes de manera diferente. Y creo que un final más adecuado hubiera sido uno acerca de la familia Ambrose, y no el que se refiere a los huéspedes jugando ajedrez en un salón del hotel.
De cualquier manera me parece un libro recomendable, en el que tal vez la edición (Caralt–BUC) no ayudó mucho a la lectura.
A lo largo de la novela, lo que persiste es el análisis de la psicología de los personajes por medio de otros. Además, una atmósfera un tanto aristócrata, pláticas acerca de política, de la elección de estudios y comparación entre Inglaterra y el lugar en América, del clima o las causas de la enfermedad de Rachel.
En lo personal se me dificultó un poco la lectura del libro, por ser tantos los nombres que se introducen a lo largo de la trama, por referirse a los personajes de manera diferente. Y creo que un final más adecuado hubiera sido uno acerca de la familia Ambrose, y no el que se refiere a los huéspedes jugando ajedrez en un salón del hotel.
De cualquier manera me parece un libro recomendable, en el que tal vez la edición (Caralt–BUC) no ayudó mucho a la lectura.
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