Del caso que en estos días está en boca de todos –y lo estará durante un buen tiempo, creo–, me referiré a la perversión que los personajes dan a las palabras utilizadas. ¿Qué tienen que hacer en boca de un gobernador –abogado– y de un empresario frases como “mi gober' precioso”, “papá”, “mi héroe”, además de un reducido catálogo de insultos usados más de una vez a lo largo de la conversación (¡qué pobreza de lenguaje!)? Y no son las palabras en sí, sino la intención impresa en ellas. Alguna ocasión, en tardes cuando la Matraca era un punto de reunión para beber osos, cervezas y escuchar al mejor maestro, Alejandro Meneses comentó que después de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, los escritores alemanes tuvieron que reinventar su propio idioma; palabras como “pureza”, “horno”, “ario”, “judío”, necesariamente, irremediablemente, remitían a los horrores vividos por judíos, gitanos, etc. Guardando distancias, éste es el mismo caso (ya no podremos pensar en Superman o los niños en su padre, como nuestro héroe, o en un longevo e impredecible personaje literario cuando se pronuncie “precioso”), y no es un hecho aislado, pues en general, los políticos hacen trizas el idioma desde que existen. Cuando abren su mentirosa boca, todo el mundo da un significado contrario a los discursos –ya saben: la solidaridad, el apoyo a los que menos tienen, servir al pueblo, los ingresos, bla bla, bla.
Pareciera que tanto el textilero como sus interlocutores se criaron en la bragueta de un cargador –pido perdón a los cargadores por emparentarlos con tan finas y selectas personalidades.
Y no es que ellos no hallan recibido la educación adecuada, pues tienen los medios para hacerlo. Por lo menos en el caso de Kamel Nacif pienso que es una manera de demostrar hasta dónde se extiende su poderío, es un signo de prepotencia –véanme como me dirijo a los miembros del gobierno, valgo más que esa periodista–. En el transcurso de esta semana el presidente de la Cámara de la Industria textil de Puebla y Tlaxcala, comentó que se podría pensar que la totalidad de los empresarios textiles son iguales, y que no es cierto. En este punto puedo externar mi opinión, basada en las experiencias que he tenido, en mi propia vida. Durante nueve años estuve laborando en empresas del ramo del acabado textil y constato que el presidente de la Cámara está equivocado. Los dueños, todos, son un conjunto de prepotencia y palabras soeces, hacen sentir su poder gritándole a las personas que, quieran reconocerlo o no, son quienes los ayudan al aumento de su riqueza: los obreros, personas de producción que en muchas ocasiones no gozan del seguro social, se les adeudan prestaciones como el fondo de ahorro para el retiro y el INFONAVIT, que trabajan con muy poca o nula protección personal, con productos químicos y tienen que meter mano en máquinas con rodillos, pinzas... Bueno. Lo también lamentable, además de la persecución a la escritora, es que un gobernador de supuesta extracción popular –ya no estoy tan convencida–, esté obedeciendo a intereses empresariales.
Por último, quiero informar que la muy célebre Comunidad del Anillo organizó un encuentro con carácter de urgente: una sesión espiritista con el objetivo de convocar a J.R.R. Tolkien. Frodo Bolson fue el convocante, pues escuchó que alguien que no es el Gollum estaba pronunciando “precioso”, para su gusto, con mucha insistencia. Armados de quija y ejemplares ilustrados de los libros del mencionado Tolkien, llegaron hasta Sudáfrica para tan memorable ocasión. Las pesadillas que habían tenido antes de reunirse se confirmaron: el escritor está furioso, se revuelve en su tumba. Después de tomarse las manos alrededor del primer libro de la trilogía, el autor habló por la boca de Gandalf el blanco y está pidiendo, exigiendo, que el Congreso poblano aplique un impuesto a la bancada priísta, que se reduzca en un quince por ciento el salario de Mario Marín por lo que resta del sexenio, que se graven con impuestos especiales las ganancias por la maquila de pantalones de mezclilla, un boteo, un teletón, lo que sea, para que se le paguen los derechos de autor, pues la palabra “precioso” es de uso exclusivo del Gollum, además de formar parte de su imagen y personalidad... ¿o acaso será que tendremos pronto un nuevo Gollum?
Pareciera que tanto el textilero como sus interlocutores se criaron en la bragueta de un cargador –pido perdón a los cargadores por emparentarlos con tan finas y selectas personalidades.
Y no es que ellos no hallan recibido la educación adecuada, pues tienen los medios para hacerlo. Por lo menos en el caso de Kamel Nacif pienso que es una manera de demostrar hasta dónde se extiende su poderío, es un signo de prepotencia –véanme como me dirijo a los miembros del gobierno, valgo más que esa periodista–. En el transcurso de esta semana el presidente de la Cámara de la Industria textil de Puebla y Tlaxcala, comentó que se podría pensar que la totalidad de los empresarios textiles son iguales, y que no es cierto. En este punto puedo externar mi opinión, basada en las experiencias que he tenido, en mi propia vida. Durante nueve años estuve laborando en empresas del ramo del acabado textil y constato que el presidente de la Cámara está equivocado. Los dueños, todos, son un conjunto de prepotencia y palabras soeces, hacen sentir su poder gritándole a las personas que, quieran reconocerlo o no, son quienes los ayudan al aumento de su riqueza: los obreros, personas de producción que en muchas ocasiones no gozan del seguro social, se les adeudan prestaciones como el fondo de ahorro para el retiro y el INFONAVIT, que trabajan con muy poca o nula protección personal, con productos químicos y tienen que meter mano en máquinas con rodillos, pinzas... Bueno. Lo también lamentable, además de la persecución a la escritora, es que un gobernador de supuesta extracción popular –ya no estoy tan convencida–, esté obedeciendo a intereses empresariales.
Por último, quiero informar que la muy célebre Comunidad del Anillo organizó un encuentro con carácter de urgente: una sesión espiritista con el objetivo de convocar a J.R.R. Tolkien. Frodo Bolson fue el convocante, pues escuchó que alguien que no es el Gollum estaba pronunciando “precioso”, para su gusto, con mucha insistencia. Armados de quija y ejemplares ilustrados de los libros del mencionado Tolkien, llegaron hasta Sudáfrica para tan memorable ocasión. Las pesadillas que habían tenido antes de reunirse se confirmaron: el escritor está furioso, se revuelve en su tumba. Después de tomarse las manos alrededor del primer libro de la trilogía, el autor habló por la boca de Gandalf el blanco y está pidiendo, exigiendo, que el Congreso poblano aplique un impuesto a la bancada priísta, que se reduzca en un quince por ciento el salario de Mario Marín por lo que resta del sexenio, que se graven con impuestos especiales las ganancias por la maquila de pantalones de mezclilla, un boteo, un teletón, lo que sea, para que se le paguen los derechos de autor, pues la palabra “precioso” es de uso exclusivo del Gollum, además de formar parte de su imagen y personalidad... ¿o acaso será que tendremos pronto un nuevo Gollum?
2 comments:
Duro contra las huestes marinistas. Habrá que ver que pasa con la marcha del domingo. Suerte para el martes. Salud.
Salud mi estimado e igualmente suerte para ti, te la mereces.
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